19 partidos sin perder. 16 victorias y 3 empates. Ese era el récord como local que mantenía el equipo chacinero tras su última derrota en casa, en un lejano 2 de diciembre de 2018. Aquel día un gol de Manjón le daba el triunfo a Unionistas. Desde entonces han pasado por el Municipal toda índole de aspirantes, intentando repetir la hazaña. Todos fracasaron. Hasta hoy.

Por si alguien tenía dudas, le damos la bienvenida al Grupo II de la Segunda División B. Partidos trabados, con mucho derroche físico y poco fútbol. Y acostúmbrense porque tiene pinta de que este tipo de partidos serán muy habituales. Desde el inicio el conjunto visitante tenía claro cómo buscar crear peligro: desplazamientos largos de Samuel Arbelo en busca de una prolongación de la cabeza de Delgado, el hombre más adelantado para llevar desde segunda línea. Y en ese fútbol, el cuadro local no se encuentra cómodo aún.

Fruto de esa insistencia llegaron los primeros acercamientos del equipo vasco, mientras que el Guijuelo se enredaba en la salida de balón y apenas creaba a partir del centro del campo. La más clara en los primeros compases se hizo de rogar, hasta el 21 de juego cuando Delgado se quedó solo ante Vallejo y su vaselina se fue por centímetros a la derecha de la portería. Y llegamos al momento que cambió el rumbo de la primera parte.

En el minuto 33, Carlos Algarra dejó destellos de su clase en una jugada en la que se asomó al pico del área guijuelense, sentó a Jonathan Martín con un recorte y la dejó de cara para que Josué llegando desde atrás la mandara al fondo de la red. Tocaba remontar para el C.D. Guijuelo.

Y cuatro minutos después, un mal despeje de cabeza de Razvan generó un barullo en el área que propició el penalti que transformaría Delgado. En un abrir y cerrar de ojos, los locales se venían dos abajo. Y como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, en el 45 el rumano perdía el control y arrollaba al jugador fabril Josué y se ganaba la cartulina roja directa.

Buscó Sánchez cambiar la cara al equipo desde el inicio del segundo acto, dejando fuera a Dieste y entrando Bolaños, que estuvo mucho más incisivo y puso en jaque a la defensa vizcaína… A base de empuje el Guijuelo se hizo con el control y como premio llegó el gol de Carlos Rubén, en el 58 de partido. El gol supuso una inyección anímica a la grada que se convirtió en el aliento del equipo a pesar de que las intentonas de los verdes morían en la orilla.

Visto cómo estaba el partido, el colegiado, el extremeño García Gómez, quiso también su momento de atención: expulsó en menos de diez minutos a Carlos Rubén por doble amarilla (ambas por protestar), enseñó amarilla al visitante Reyna por entrar al rectángulo durante un cambio sin su permiso (cuando su asistente había autorizado al jugador a acceder al campo), expulsó a un miembro del cuerpo técnico del Guijuelo y amonestó a Jesús Muñoz…. En un partido con disputa y choque, pero sin entradas violentas, el colegio despachó 15 tarjetas entre rojas y amarillas.

Lo intentó el Guijuelo hasta el final con sólo nueve jugadores, asediando a un Barakaldo que achicaba agua como podía y que incluso vio cómo en la última ofensiva de los chacineros pudo llegar el empate y Carles Marc salvaba in extremis. Los vascos se llevan tres puntos importantísimos de un Municipal que ve como, mucho tiempo después, un equipo rival saca la victoria.