Cuando se habla de partido igualado, el disputado este domingo en tierras chacineras puede definir ese concepto a la perfección. Dos conjuntos igualados y que han mostrado tanto lo bueno como lo malo que tienen en este inicio de temporada.

Ya lo dijo en la previa el míster local, Ángel Sánchez. Había que producir más en ataque. Y como declaración de intenciones apostó en el once titular por dar entrada a Iván Agudo, quien se mostró muy activo en los compases iniciales. El Calahorra llegaba con importantes bajas en el lateral izquierdo con la lesión de Morgado y la marcha del club el pasado jueves de Arellano por motivos personales. No le quedó más remedio al técnico Miguel Sola que cubrir esa vacante con el joven Arana, que cumplió con creces con su cometido.

Los primeros veinte minutos fueron un monólogo de los visitantes. Con un fútbol de toque rápido, el Calahorra rompía con facilidad la línea de presión del Guijuelo y fue cuando dispuso de las mejores ocasiones, como un remate de Chaco que se marchó por centímetros. Si a eso le sumamos errores defensivos y de concentración, dan una mezcla explosiva que estuvo a punto de dar un disgusto a la parroquia local. Una mala cesión de Razvan dejó el balón franco para una volea de Jorge Fernández que se marchó por poco. Hubo otra similar durante la segunda parte en una indecisión de Guille Vallejo en un balón suelto que estuvo a punto de aprovechar Chaco y que le costó al portero burgalés una seria reprimenda de Iván Pérez.

Los sustos vinieron bien para que los de Sánchez se dieran cuenta de que el partido había comenzado y, desde ese momento, fueron los verdiblancos los que se hicieron con el control del partido y tuvieron su momento de marcar con Adrián Cruz en el minuto 26, cuando solo dentro del área cruzó en exceso su disparo. La banda izquierda del Guijuelo, con Razvan y Pepe Carmona, fue un peligro constante y Zabal demostró por qué solo ha recibido dos goles tras una maravillosa estirada a un zapatazo de Carlos Rubén que el portero riojano mandó a córner. Una primera parte que acababa con buenas sensaciones en los locales y de las que también tomó nota Miguel Sola.

El técnico rojillo cumplía en el día de hoy 62 años y, tras ver como su equipo había sufrido en los últimos compases de la primera parte, aplicó aquello de “más vale pájaro en mano”. Un Calahorra más agazapado, intentando buscar una contra que le diera una oportunidad de marcar, cedió el campo y el balón al Guijuelo. La peor pesadilla en este inicio de curso para chacineros, la creación de oportunidades en ataque estático. No se puede negar que el equipo lo dio todo en el campo y lo intentó de todas las maneras, con un dominio de balón y territorial, solo alterado por un susto en el minuto 61: un cabezazo de Echaide se estrelló en el larguero cuando ya se cantaba el gol visitante.

A pesar de mover el banquillo con la entrada de atacantes como Dieste o Fekir, el C.D. Guijuelo no era capaz de crear peligro hasta un último arreón, más con orgullo y garra que con fútbol. Fue en esos minutos cuando estuvo más cerca del gol el equipo local: primero, una falta de Razvan que golpea en la barrera y a punto esta de acabar en la meta de Cabal, y la ultima en la prolongación, de nuevo Adrián Cruz, con un remate de cabeza que se fue ligeramente desviado del marco rojillo.

Un punto que sabe a gloria al C.D. Calahorra, que sigue invicto en la liga. Un punto que sabe a poco para un C.D. Guijuelo que espera encontrar la tecla que le permita encontrar el camino del gol que tanto necesita.