“Somos un equipo sin alma, ahora mismo no somos ni chicha ni limonada”. Son palabras del entrenador Ángel Sánchez, que hablan a las claras del momento por el que pasa el equipo chacinero. Fallos en los pases, falta de creación de ocasiones y la ausencia de la seguridad defensiva han acabado significando una nueva derrota en casa, en un Municipal que empieza a perder su efecto como fortín que era el curso pasado.

La primera parte se puede resumir en un solo párrafo. Un ejemplo de la situación de nervios que se vive en el club salmantino. Sin ideas claras en ataque, con miedo a cometer errores, el Guijuelo no hizo una sola llegada clara de peligro en el primer acto. Tampoco se quedó atrás el Osasuna Promesas. Los rojillos venían de sumar cuatro derrotas en otras tantas salidas y encajando en ellas 11 goles, así que los chicos de Santi Castillejo tenían claro que su objetivo era no encajar goles y aprovechar los fallos del rival.

Estuvieron a punto de hacerlo en el minuto 38. Un pase en profundidad de José Hualde dejo en un mano a mano al ariete rojillo Marcos Mendes y su disparo cruzado se encontró con una buena estirada del meta Taliby.  Así se llegó al descanso, esperando la parroquia local una mejor imagen de los suyos.

Al menos en cuanto a intención, el arranque del segundo acto de los chacineros fue alentador. Más incisivo, aunque igual de impreciso, los verdes dominaban territorialmente, pero sin inquietar el marco del visitante Álvarez. Y llegó la jugada que cambió el partido: Taliby falla en la atajada de un balón en el área, pierde de vista la pelota y pensando que ésta quedaba franca para Barbero, el portero agarraba al delantero osasunista y lo derribaba de manera ostensible. Fallo grave del joven jugador porque el balón en realidad se encontraba dos metros por detrás de ambos jugadores. Penalti claro que José Hualde definió con calidad y puso por delante a los visitantes.

Movió el banquillo el técnico chacinero Ángel Sánchez buscando más mordiente con la entrada de Cristóbal Gil y Pepe Carmona.  Y de nuevo otro falló permitiría aumentar la renta al filial rojillo. Error en un mal despeje de cabeza de Jonathan Martín, que deja la pelota dentro del área a Oier Calvillo, quien a bote pronto fusila la portería del Guijuelo. Quedaban ocho minutos de partido y salvo milagro, todo estaba decidido.

La esperanza llegó en el minuto 88 en forma de gol tras una gran jugada de Pepe Carmona, que define a la perfección en el primer tiro a puerta de los salmantinos. Y  a punto estuvo la diosa fortuna de dar el empate en el descuento cuando Ojog, en un barullo en el área navarra, mandó a las nubes una pelota suelta.

Decepción en las filas verdiblancas, que se asoman al furgón de cola y que como el propio Sánchez ha reconocido en la rueda de prensa, han tocado «fondo en cuanto a juego, ahora a partir de aquí sólo queda crecer”. Queda mucha liga, pero también mucho por hacer para ver una mejor versión del equipo chacinero.