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Iker Barbero: «La calidad humana del Aquimisa Carbajosa me ha sorprendido muchísimo»

El jugador vasco, procedente del CB Cazorla, reconoce que una llamada de Jesús Gutiérrez le trastocó los planes para seguir, de la mano del conjunto salmantino, disfrutando del baloncesto

Iker Barbero, jugador del Aquimisa Carbajosa, durante un partido de esta temporada
María Pedrosa | 26 noviembre, 2019

El puzzle ideal está compuesto de varias piezas que encajan a la perfección. Por muy distintas que sean, de diferentes colores, formas o tamaños, se unen las unas a la otra formando una imagen digna de admirar y para aquellos que la han hecho posible a base de esfuerzo, dedicación y trabajo, se convierte en una imagen que va más allá de la motivación, la ilusión y la recompensa.

Iker Barbero es otra de las piezas que conforman el puzzle del equipo líder del grupo A-B de Liga EBA. Tras quince años jugando al baloncesto, haber estudiado nutrición y dietética y un máster de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, el de Mondragón ha llegado a Salamanca de la mano de Jesús Gutiérrez, su entrenador.

«Si te digo la verdad, la razón por la que estoy aquí es por Jesús. Todo el mundo me había hablado bien de él y nunca nadie al contrario. Al final, antes de ir a cualquier sitio te informas y en este caso, con un buen entrenador y un buen proyecto, me dije a mí mismo que tenía que probar. De hecho quería buscar trabajo, pero cambié de opinión cuando me llamó«, sostiene.

Cuenta chistes malos, su padre es de Salamanca y no le gusta perder ni a las canicas. Prefiere fregar a tener que hacer la comida en casa y una de sus virtudes en este equipo es su experiencia. «Bueno, creo que tanto Arturo como Ángel han jugado en categorías superiores y el hecho de que yo haya jugado cinco temporadas en EBA no significa nada. Quizás tiene que ver más con la experiencia en el baloncesto en general. Si has tenido buenos entrenadores y entiendes lo que quiere tu actual entrenador, al final tratas de ayudarle a que eso pase, a que ocurra lo que él quiere. Eres otra ayuda más. El hecho de tener un jugador que sea la sombra del entrenador en el campo ayuda mucho. Hay aspectos del juego que muchos jugadores jóvenes no han aprendido todavía y solo se aprenden con la experiencia. No son ni técnicas ni tácticas, no se aprenden con la teoría, sino que hay que vivirlas y aprender de ellas», asegura el jugador vasco.

En este caso hablamos de Jesús Gutiérrez. «Sí. Creo que una de las mejores cosas que ha podido hacer Aquimisa este año es traerle. Conoce las categorías superiores y el mundo del baloncesto. Es un entrenador que tiene las cosas claras y sabe lo que quiere, sabe cómo funciona todo. El hecho de traer a alguien así a un club pequeño como es Carbajosa ayuda a saber cómo se hacen las cosas a un nivel más profesional. El club está confiando en él, en el sentido en el que le dan margen para trabajar y ver qué pasa. La directiva está ayudándole y aprendiendo de él y los resultados se están viendo. Gracias a él llevamos ocho victorias y cero derrotas. Hay que tener en cuenta que una cosa es baloncesto y otra todo el escenario que hay detrás, que también forma parte del proyecto».

¿El hecho de ser también entrenador de cantera, te ayuda a valorar más la profesión? «Yo creo que sí. Hay muchas cosas que ves como entrenador y de repente fallas en lo mismo como jugador. Yo cometo los mismos fallos que mis infantiles en muchas ocasiones. Parece absurdo, pero es así. El otro día me corrigió Jesús algo que yo acababa de corregir a los niños antes. Desde fuera se ve todo mucho más fácil. No es lo mismo ver un partido desde la grada, que desde el banquillo. Ahora entiendo a muchos entrenadores que he tenido. Desde los ojos del entrenador, todo cambia».

Iker Barbero protege el balón en un partido de esta temporada

Aquí lleva a un Infantil Femenino y a la escuela, los más pequeños del club, pero ya se había estrenado como entrenador en anteriores temporadas. «Si te digo la verdad, me lo paso mejor que ellos. Obviamente siempre va a haber malos entrenamientos, pero en el cómputo global de la temporada pienso que he aprendido yo más que ellos. Te lo enseñan sin querer. Cada niño es un mundo y tienes que conocerlos, así que está muy bien que tengas que aprender tú a adaptarte a ellos. Tienen que aprender lo mismo y tú tienes que saber enseñarlo de diferentes maneras. Creo que se me da bien entrenar y nunca he tenido ningún problema. Sí es verdad que tienes que adaptarte al nivel. En este caso no buscamos solo ganar, sino que les guste el baloncesto y vengan a pasárselo bien».

Es algo bonito, la conexión entre el primer equipo y la cantera. Es símbolo de unión de club. «Solo por el hecho de ver la ilusión que tienen los niños con el proyecto ‘Apadrina un guerrero’ merece la pena. Que alguien del primer equipo vaya a verles de vez en cuando es algo increíble para ellos, que les ayuda y les enseña. Parece una tontería, pero el hecho de que exista esa complicidad entre cantera y primer equipo ayuda muchísimo al club en general. Saca nuestro lado más amable, el lado humano. Todos hemos sido pequeños, yo alucinaba cuando los jugadores del primera nacional de mi pueblo me saludaban o me chocaban la mano», relata entre risas.

Hablabas de calidad humana. «Es verdad. La calidad humana de este equipo me ha sorprendido muchísimo. No me esperaba para nada esto, ha sido todo lo contrario. Venía con unas expectativas bastante bajas en ese sentido, por otras experiencias que he vivido y me he encontrado con esto que es totalmente diferente».

Al final el baloncesto aporta personas. «El conocer a gente es lo que me llevo del baloncesto. Realmente juegas para ganar, pero si estás a disgusto durante una temporada entera es imposible que disfrutes de lo que haces. Si todo el mundo te recibe con los brazos abiertos, te ayuda en todo lo que necesitas, te acoge y cuando pides algo antes de que acabes ya te lo están dando…no sé. Creo que muchas veces cuanto más profesional es la división, más se pierde la calidad humana y hay que cuidarlo. Por ejemplo aquí no sucede eso, estoy sintiendo lo mismo que sentí en Ontinyent. Es verdad que es diferente el roster del equipo porque al final somos mucha gente de fuera, pero nos llevamos muy bien. Estamos muy centrados en estar los unos con los otros, somos muy cercanos», sostiene.

Este hecho aporta un plus para estar arriba. «Sabemos que estamos bien, pero somos conscientes de que en cualquier momento podemos tropezar. Un muy buen equipo no solo se basa en ganar, sino en saber reaccionar a lo que te pase en cualquier partido y en cualquier situación. Eso es lo que realmente te hace crecer. Tenemos que pensar que en cada partido tenemos las mismas posibilidades que el equipo rival y competir a muerte».

Otra de las piezas clave es Javi Barrueco. «Trabajar con él es increíble. Desde el primer día se nota todo lo que vamos haciendo y hemos mejorado muchísimo. De hecho en los partidos lo que nos ayuda en gran medida es el físico. Llega la mitad del partido y hay muchos equipos que no nos pueden seguir el ritmo. Como preparador físico, nunca me había encontrado con nadie como él. La capacidad que tiene para amoldarse a todos los jugadores, a cualquier lesión, o cualquier contratiempo físico que se pueda producir, sabe reaccionar», señala.

Antes decías que te habías planteado el empezar a buscar trabajo. Al final es importante tener estudios siendo jugador de liga EBA. «Puede haber algún jugador de liga EBA que pueda vivir únicamente del baloncesto, pero muy pocos. Hay que tener los pies en el suelo y saber que el baloncesto es casi un hobby, ser consciente de que no vas a vivir de ello. Siempre hay jugadores que llegarán a ligas superiores, mucho más profesionales, pero no es lo mismo que vivan de ello a que puedan vivir de ello. Nosotros estamos viviendo de ello, pero en el momento en el que esto se termine se acabó, no te da para mucho más. Yo entiendo el baloncesto como un medio para disfrutar. Obviamente el baloncesto no lo puedo dejar, es como una droga. Es imposible dejarlo. Mira que hay muchas veces que estás deseando que acabe, pero cuando llego a casa, ya estoy entrenando con el equipo de mi pueblo porque lo necesito. Necesito baloncesto».

Considera que Salamanca es una ciudad preciosa en todos los sentidos, en la que se respira, por encima de todo, baloncesto y a pesar de que ahora mismo afirma hablar mejor el inglés que el euskera por la falta de práctica esta entrevista no podía acabar de otra manera.

Ikerrek saskibaloia behar du, eta Carbajosak, Iker. Puzzlearen iparraldean, inoiz gastatzen ez den ezinbesteko pieza.

«Iker necesita el baloncesto y Carbajosa, a él. En el norte del puzzle, la pieza imprescindible que nunca se acaba de desgastar».

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