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Pedro de la Calle: «Todo en la vida tiene su momento y el mío como jugador había pasado»

El escolta salmantino abandona las canchas después de 22 años, pero seguirá vinculado al CB Tormes en otras facetas

Pedro de la Calle, durante el derbi contra el Aquimisa Carbajosa de esta temporada
Adrián A. García | 8 enero, 2020

El baloncesto salmantino ha vivido una despedida esta semana. Pedro de la Calle ha dicho adiós a las canchas a los 28 años después de un profundo tiempo de reflexión y no volverá a enfundarse la camiseta del USAL-La Antigua (CB Tormes), el club que le ha visto crecer y en el que ha desarrollado prácticamente toda su carrera.

«A principios de diciembre tomé la decisión de alejarme un poco del equipo, necesitaba tomar esa distancia para pensármelo, ya no sentía lo mismo. Hablé con Óscar y decidí no seguir. Todo en la vida tiene su momento y mi momento como jugador había pasado. Había dejado de disfrutar, el baloncesto en vez de suponer una liberación suponía una carga«, confiesa.

El trabajo y los estudios le han hecho dar un paso al lado, aunque deja claro que va a seguir vinculado al club en otras facetas a nivel de cantera o de organización.

En total han sido 22 años con el balón de baloncesto en la mano desde que comenzó su andadura con 6 en el colegio Rufino Blanco. Vinculado en su mayoría a la estructura del CB Tormes, el escolta también salió de Salamanca para probar suerte en el Villa de Mieres (2015-16 y 2016-17) y en el Virgen de la Concha de Zamora (2017-18).

«El hecho de salir fuera de Salamanca me sirvió para crecer como persona, conocer gente y más allá del tema baloncestístico me quedo con experiencias, he convivido con gente de diferentes culturas, de todo el mundo. Tengo muchos amigos en los sitios en los que he estado», afirma.

La pasada campaña regresó a casa para formar parte del equipo de LEB Plata, aunque las cosas no le salieron como le hubieran gustado: «Aunque duela decirlo, el año pasado para mí fue muy duro. Al principio se presuponía que iba a ser un año bonito y divertido, aunque sabía dónde iba. Me esperaba jugar un poquito más, pero más que eso hubo una época en la que hubo muchos lesionados, éramos una plantilla corta y tampoco conseguí entrar en el equipo. Me faltaron oportunidades, sabiendo mi rol, pero esperaba haber tenido mi momento«.

Junto al segundo año de Mieres, considera que ese fue su peor momento en las canchas. No obstante, por encima de las malas etapas siempre sobresalen las buenas: «Me quedaría con el último año de EBA, 2014-15, no solamente con lo que conoce todo el mundo de disputar la fase de ascenso y ganar al Madrid de Doncic, sino con el sentimiento que se creó alrededor de ese equipo. Conseguimos enganchar a la gente y era un lujo ver a 1.500 – 2.000 personas en Würzburg. Y la temporada de Zamora estuve muy a gusto a nivel personal, creo que fue mi punto de máximo esplendor«.

Ahora verá a su equipo desde la barrera, esperando que enganche una buena racha para situarse en los puestos de arriba después de un proceso de adaptación «más largo de lo que se esperaba».

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