Decía un mítico entrenador de baloncesto que «nunca hay que subestimar el corazón de un campeón». Podríamos adaptarlo a la filosofía chacinera y diríamos que «nunca subestimes el corazón e un guerrero».  Hace 13 jornadas este equipo parecía carne de descenso. A día de hoy esta undécimo y está en plena racha positiva.

Ángel Sánchez (quien, recordemos, parecía tener un pie y medio fuera) volvió a repetir once a excepción de la presencia de Razvan en el lateral derecho. El rumano, que llegaba a su partido 100 con el Guijuelo, cumplió con su labor y fue uno de los destacados. El partido empezó como se esperaba: un Sanse dominador y con posesión, pero lento de ejecución y contagió de eso mismo al Guijuelo. Apenas nada que destacar y entre el aburrimiento, solo el susto que produjo el disparo al palo de Djouahra despertó a la parroquia local.

En la segunda parte se vio, quizás por primera vez este año, al conjunto verde que fue revelación el año pasado: rápido, ágil, valiente y contundente tanto en ataque como en defensa. El primer gol llevó la firma del eterno capitán. Jonathan Martín golpea una falta directa de forma magistral y bate al portero txuri urdin Ruíz–Zeberio.

Y la suerte, tantas veces esquiva en esta campaña, sonrió a los chacineros: pase de Razvan que pega en la espalda de Pablo Espina y se convierte en un control excelente que le sitúa de cara a gol y el ovetense cede a Pepe Carmona que marcaba a placer. Dos a cero y todo un Sanse contra las cuerdas. Los de Xabi Alonso se lanzaron hacia el empate y pudieron marcar en una jugada en la que Guille Vallejo se convirtió en un muro y realizó una triple parada a tres remates seguidos de Alkain, Unai Veiga y Aldasoro. La grada lo celebró como un gol y para el burgalés supuso una inyección de moral tras tantas semanas con la duda sobre él (con Vallejo a este nivel, ¿llegará a debutar Carlos Molina?). 

Con la Real B volcada llegó el  tercero y el justo premio a Pablo Espina. Un día habrá que alabar todo lo que el delantero aporta al equipo: la aguanta de espaldas, cae a las bandas, remata, lucha. Y hoy se llevó el premio de ver puerta con un golazo en el minuto 86 tras poner con la derecha la pelota en la escuadra y sentenciar el encuentro.

Segunda victoria seguida del Guijuelo, quinta semana consecutiva sin perder, quinto partido en casa consecutivo sin conocer la derrota y además lleva sin encajar un gol en el Municipal desde el 10 de noviembre (ante el Amorebieta). Y lo que queda por venir. Nunca subestimes el corazón del Club Deportivo Guijuelo.