El Béjar Industrial estuvo a punto de recortar distancias con respecto al quinteto de cabeza. Precisamente esa era la sensación que daba al descanso de su partido en casa de La Cistérniga, con una ventaja de dos goles, pero esta se esfumó tras el paso por el vestuarios y los textiles, muy críticos con la actuación arbitral, tuvieron que conformarse con un empate (2-2).

El conjunto charro pudo adelantarse ya en el minuto 5, con un mano a mano de Rodri que salvó el guardameta local. Pero no tardó mucho más en conseguirlo, en un centro desde banda derecha de Tomás al corazón del área que un zaguero vallisoletano desvió a su propia portería.

La actuación del Béjar Industrial presagiaba un nuevo tanto que a punto estuvieron de anotar Íñigo, con un tiro desde la frontal, y Elices, a balón parado. El primero de ellos acabó forzando un penalti poco después tras una gran jugada y Farres lo convirtió en gol, para llegar al descanso con el encuentro encarrilado. O al menos eso era lo que parecía.

Sin embargo, todo cambió tras el paso por vestuarios, como anticipó La Cistérniga con una ocasión muy clara salvada in extremis por Rodri. La respuesta bejarana a aquel acercamiento llegó con un excelente remate a la media vuelta de Farres que bien pudo significar la sentencia al choque. Pero solo un minuto más tarde un penalti muy protestado permitía a los locales recortar distancias por medio de Fernando Sastre.

La Cistérniga realizó un doble cambio tras el gol y al poco de cumplirse la hora de partido igualó la contienda en una falta lateral que botó Ángel. El balón se paseó por el área sin que nadie lo tocara y acabó colándose en el arco defendido por Kike.

En el tiempo restante Tomás tuvo la opción de adelantar de nuevo al equipo salmantino en un mano a mano. Quien sí consiguió batir otra vez al portero rival fue Farres, aunque el asistente anuló el gol al señalar un fuera de juego muy protestado por la expedición del Béjar Industrial. En los últimos compases del choque además fue expulsado un futbolista de La Cistérniga, dejando a los suyos en una inferioridad numérica que los pupilos de Ferreiro no tuvieron tiempo de explotar.