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Objetivo cumplido

‘Lo que da de sí una tirada larga’

Juan Carlos Hernández | 26 mayo, 2020

El sábado a las seis de la mañana, arriba, desayuno en condiciones y a prepararse. A las siete estaba pedaleando con la bici y no lo hice antes porque en la última salida perdí el piloto trasero de la bici y había que esperar a que el sol estuviera fuera para ser visible a los conductores en los tramos de carretera, que además iban a ser los primeros. Me fastidia salir sin piloto, pero así tendré que hacer hasta que me llegue el nuevo que he pedido, junto a un compañero del club, de un modelo más potente y visible desde lejos que el anterior.

Había programado la ruta para conseguir recorrer todo el perímetro del municipio sin pasar dos veces por el mismo sitio, a excepción del puente, de manera distinta a la última vez y con media hora más de tiempo para esos kilómetros que me faltaron por completar. Salí por la carretera de Peñaranda y enfrente de la gravera, el camino hasta Amatos y vuelta por la fuente del Cornezuelo a Alba. Comencé suave porque esa primera parte del recorrido tiene bastante desnivel y aunque sé que no se debe empezar subiendo era la mejor opción si quería completar el recorrido. Por cierto, a esas horas ya me crucé con Almudena Montero, que estaba paseando, otra que madruga como yo.

Después, a pasar el puente y rumbo a Torrejón para enlazar por la vía del tren con la antigua estación y vía verde hasta donde empieza el termino de Terradillos. Lo del traqueteo de las traviesas fue lo de menos (fotos). Poco a poco iba creciendo la vegetación y a 100 metros de la estación era imposible pedalear porque aquello parecía la selva y tuve que enlazar con la vía verde a pie, increíble. A limpiar la bici y las zapatillas de todas las hierbas acumuladas y, además, calado del rocío de la mañana, aunque con el día estupendo que estaba eso era lo de menos, de hecho había salido de corto con el único abrigo de los manguitos que al cabo de un rato sobraban y me los bajé. 

Mira que he pasado veces, pero nunca lo había visto así. Cómo ha cambiado el campo en cuanto el hombre ha dejado de salir un par de meses. Tengo la impresión de que el planeta no nos va a echar de menos si algún día desaparecemos como especie.

A partir de ahí y calculando el tiempo, con lo justo que iba a estar había que ir recuperando, así que a subir un poco el ritmo y rumbo al Pinar, donde me encontré de nuevo con Marielle, que en esta ocasión iba acompañada, saludos de rigor y a seguir, además, prestando más atención al terreno porque tengo la impresión de que en esa zona pedregosa cercana a la meseta de Carpio, con los botes de la bici y la parada que hice para sacar unas fotos, es donde perdí el piloto la semana pasada y quién sabe si lo encontraría como nos ha pasado alguna ocasión cuando hemos perdido un cuentakilómetros u otra cosa y al volver a pasar por el mismo sitio lo hemos recuperado. Pero no, en ese tipo de terreno era muy difícil localizarlo con tanta piedra suelta que hay. Hasta Palomares y de nuevo a Alba por la ermita de Otero, en cuyas proximidades estaban corriendo Chus Blázquez, Manuel Jiménez y otro al que no me dio tiempo a identificar, el puente de nuevo y rumbo a la carretera de Piedrahita para el último tramo del recorrido.

Tanto había ido recuperando tiempo que decidí enlazar con las Casillas y vuelta para pasar por la trasera de los reparadores y hacia la cuesta del Cuco. Me crucé con Florian, que iba con la bici de carretera, y en la parte dura de la subida con Manolo Gómez y su padre, que iban paseando. Me dijo que los había visto subiendo más deprisa, pues sí, seguro, pero yo doy lo que doy, además por supuesto que era una broma y una manera de animarme, me hizo mucha ilusión verlos juntos. 

Ya puestos y como iba bien de tiempo, subida hasta los molinos por donde me encontré a Ángel Luis Arroyo (a la hora de los paseos de la tarde le vi con la bici, eso son ganas) y llegar al límite del término de Aldeaseca por Matarrala para llegar a Alba y acabar el recorrido a tope a las 10 en punto. Algo más de 50 kilómetros, casi todos por caminos y sin pasarme ninguna de las cuestas del recorrido, de eso se trataba y así acabé, con las piernas cargadas como hacía meses. 

Eso sí, de esas veces que te encuentras genial en la bici, disfrutando de una jornada de las que no se olvidan, como la primera vez que hicimos Medina del Campo-Alba en 2013 que siempre estará en primer lugar, Sotoserrano hace cinco años que el grupo del club hicimos a tope o la quedada de Alaraz de 2016 de la que me ha enviado unas fotos esta semana Agus y en la que me encontré pletórico como pocas veces (fotos). También hay otras que son mejor olvidar…

A partir de este lunes estamos en fase 1 y además ya podemos salir a correr o montar en bici en grupo de hasta 10 integrantes, guardando las distancias de seguridad. Lo de correr lo veo difícil porque por mis horarios lo suelo hacer siempre solo y en cuanto a la bici habrá que ir viendo la posibilidad, poco a poco, aunque en algún momento habrá que retomar las quedadas. Lo mejor de esta nueva fase de desescalada es que después de más de dos meses hemos podido ir a ver a mi madre.

Buena semana, amig@s.

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