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Balta: «Cuando acabó el partido de Albacete no sabía si tirarme al suelo, correr, quitarme la camiseta, reír o llorar, se me juntaba todo»

El ex capitán de la Unión Deportiva Salamanca se retiró como futbolista después de conseguir el ascenso a Primera División

Balta, durante su etapa como entrenador en el Zamora / Foto: Zamora CF
Ricardo Alonso-Bartol | 27 junio, 2020

¿Cómo vivisteis desde dentro los que formabais parte de la Unión Deportiva Salamanca aquel partido del 0-5 contra el Albacete, que acabó con el ascenso a Primera División?

Bueno, ese partido después de lo que sucedió, yo lo tengo considerado como el partido más épico en la historia del Salamanca. Se dan las circunstancias de que es épico y es histórico, y creo que es el más importante. Antes de enfocar ese partido, nosotros veníamos de una serie de connotaciones que todavía lo hace más grande y especial. Veníamos de perder 0-2 y jugábamos contra un equipo de Primera que tenía jugadores internacionales. Nosotros, desde el primer momento, cuando acabó el partido del Helmántico y bajábamos las escaleras para ir al vestuario, todos entramos muy cabreados. Entendíamos que el resultado había sido injusto en función a nuestro rendimiento, a cómo había ido el partido. Ahí empezábamos a decir que podíamos ganarles y eliminarles. Eso se daba también por el hecho de que nosotros éramos un equipo ganador, que necesitábamos jugar bien la pelota, y se daba también una circunstancia que es la más importante de todas, que era la unión que teníamos en el vestuario. Nunca he visto algo igual, éramos una familia prácticamente. Éramos muchos, pero a la vez éramos solo uno, y eso era muy importante. Juanma Lillo nos mentalizó fenomenal, como casi siempre lo hacía, y entre todos desde el primer partido a ese partido le dimos la importancia de que no lo teníamos que jugar, sino que lo íbamos a jugar y lo podíamos ganar. Luego se dieron una serie de circunstancias en el partido, que acabamos ganándolo.

¿La derrota en la ida pudo quitaros cierta presión a la hora de jugar ese partido?

A nosotros no nos influían mucho esas cosas, lo teníamos claro. Acabábamos de subir de Segunda B a Segunda A, con lo cual el club se estaba estabilizando, porque venía de unos años para atrás en que como casi siempre económicamente era deficitario. Había habido también problemas direccionales, así que nosotros con mantenernos, en teoría y por poner una meta, ya era muy importante. Pero nosotros hemos sido siempre un equipo muy ambicioso y además defendíamos una filosofía de juego, la que implantó Juanma Lillo desde que llegó. Defendíamos una forma de jugar, una forma de vivir. Para nosotros el play-off era una fiesta, una alegría, así que esa presión negativa de la que hablas en ningún momento la sufrimos. Enfocamos tanto el partido de ida como el de vuelta con la intención de jugar lo mejor posible al fútbol y lo más importante era ganar. Nuestro comportamiento fue completamente natural, aunque luego cada uno evidentemente tiene sus sensaciones, es inevitable. Juegas contra un equipo de Primera, el Helmántico lleno…para mí no ha sido eso un temor, sino una motivación, y para todos mis compañeros fue exactamente lo mismo.

¿En qué momento visteis que la eliminatoria era vuestra y erais equipos de Primera División?

Éramos un equipo que tanto en casa como fuera queríamos ser dominadores del terreno y del juego. El partido fue transcurriendo, hicimos el primer gol en una primera parte muy maja y vimos que el duelo, los golpes que nos dábamos, nosotros estábamos dando más que ellos por poner un símil de boxeo. Metimos el primer gol, que lo marcó Miguel, y entramos en el vestuario diciendo que nos quedaba solo uno para igualar la eliminatoria, podíamos meterlo en cualquier momento si seguíamos así. Fue transcurriendo el partido y siempre estuvimos ahí, pero en la recta final ya con 0-1 hacíamos cada acción como si fuera la última. Tuvimos una oportunidad y la aprovechamos. No te das cuenta en un momento determinado, hasta que metemos el 0-3 y nos abrazamos todos juntos. Yo les dije “nos tienen que meter dos para eliminarnos”, y ahí dijimos que quedando los minutos que faltaban, no nos podíamos relajar. Había que seguir aguerridos, sin darles cancha, ya que lo teníamos medio logrado ya.

Decías antes que ha sido el partido más importante en la historia de la Unión Deportiva Salamanca, así que imagino que también ha sido el encuentro más importante de tu trayectoria deportiva, ligada siempre como jugador al club. Y además, un broche perfecto al ser tu despedida como futbolista.

Con todos los respetos a todos los jugadores que ha tenido la UDS a lo largo de su historia y que han logrado grandes gestas, pero para mí, analizándolo con mucha objetividad, es el partido más importante. Se da un ascenso a Primera División, cuando el club está pasando una época mala, y supuso una estabilidad muy importante de cara al futuro. Además, se dan las connotaciones de remontar un 0-2 contra un equipo de Primera. Personalmente se junta con que yo ya tenía decidida mi retirada, como consecuencia de los problemas físicos que tenía en una rodilla. El club me ofreció quedarme como segundo entrenador, en el cuerpo técnico de Juanma Lillo, y adjunto a la secretaría técnica para ir formándome de cara a un futuro.

Imagino que esto hace que los recuerdos sean todavía más intensos.

Fue espectacular, el último partido mío, te puedes imaginar. Antes de salir al campo fue especial, pero toda la semana. Juanma Lillo motivó además a todos mis compañeros, con una charla de cuatro o cinco minutos, hablando solo de mí. De cómo era yo, de qué había sido de mi vida, mi entrega, mi pasión por el Salamanca…y se lo quería transmitir a todos mis compañeros, así que salimos todos llorando. Cuando se consigue eso y se acaba el partido no sabía qué hacer, si tirarme al suelo, seguir corriendo, quitarme la camiseta, llorar, reír…se me juntaba todo. Además con mis compañeros fue muy emocionante porque me levantaron a hombros y a nivel particular fue una cosa que ni diciéndolo te sale así. Fue perfecto. Y se juntaba además toda la emoción egoísta, digamos, con la de unionista y salmantino. Me acordaba de todos los socios, de toda la gente del Salamanca.

¿Se te quedó clavada la espinita de no poder debutar en Primera División?

Yo tengo una anécdota muy grande, porque yo debuté contra el Mallorca en una competición que se llamaba la Copa de la Liga en el primer año en que subí con el Salamanca. Ese partido significó también para mí mucho. Y claro, luego toda mi trayectoria, doce años consecutivos, los pasé entre Segunda A y Segunda B. No te voy a engañar ni a ti ni a nadie, siempre lo he dicho, pero yo tenía ya tomada la decisión de dejarlo y se me pasó por la cabeza rectificar. Fui coherente y sensato, pero el gusanillo sí que en mi cabeza, en algún momento determinado…Y además por la calle la gente me decía “no te retires”, por lo que se me pasó por la cabeza, pero la decisión fue la más acertada. Yo quería encaminar mi futuro a ser entrenador o director deportivo, trabajar en el mundo del fútbol, y mira qué oportunidad tenía, ser segundo de Juanma Lillo. Poca gente ha tenido esa oportunidad, es un privilegio, estás trabajando para mí con el mejor y no podía desaprovecharlo. Además, el trabajo que me daba el club de adjunto a la secretaría técnica era para mí un buen aprendizaje, ya que estaba además en mi casa.

Hablas además de la importancia de Lillo, que vuelve a estar ahora de actualidad por su fichaje por el Manchester City, donde va a ser el segundo de Guardiola.

Sí, me alegro mucho. Tengo muy buena relación, siempre he estado muy unido a él y todo lo bueno que le pase es poco. Para mí es un súper entrenador y es una pena que nunca haya podido entrenar a un grande él solo.

Han pasado ya 25 años, pero todavía la gente supongo que te sigue recordando este partido siempre.

Sí. Si sigue tan vigente es por las explicaciones que te he dado antes. Hemos hablado de lo que significó el partido, pero no del recibimiento que tuvimos al llegar a Salamanca. Desde que pasamos Peñaranda, en todos los pueblos por la carretera teníamos que parar el autocar. Yo tenía un miedo, porque se metían en la carretera y creía que íbamos a pillar a alguno. Y cuando llegamos a la Plaza Mayor y vimos aquello…Casualmente vi el otro día unas imágenes en televisión, mías y de todos mis compañeros en el vestuario, que yo no había visto. Las vi el otro día con mis hijos y fue muy emocionante. He estado pendiente de la fecha, porque tenemos un grupo de whatsapp en el que estamos todos los que estuvimos ese año juntos y nos comunicamos. Había pensado hacer una celebración especial, un acto semi-oficial para conmemorarlo y acordarnos de lo que fue la Unión Deportiva Salamanca, por desgracia ya desaparecida. Pero claro, a consecuencia del problema que hemos tenido con el coronavirus, me ha sido imposible organizar absolutamente nada. En cuanto podamos lo vamos a rememorar. Y hoy nos acordaremos todos porque son 25 años, así que nos mandaremos mensajes constantemente porque estamos muy unidos. Juanma consiguió una unión en dos o tres años perfecta, algo que se notaba en el terreno de juego.

Tú seguiste también ligado a la Unión Deportiva Salamanca casi hasta el final. ¿Cómo has vivido todos estos años, con esa travesía en el desierto?

Estuve en el Salamanca hasta que me marché en 2012 y fue un orgullo haber estado en mi club trabajando, he hecho prácticamente todas las funciones. He sido entrenador, segundo entrenador, secretario técnico, director deportivo…pero bueno. He seguido la evolución día a día del Salamanca, así que fue una pena tremenda, ya que para mí no desapareció, se dejó que desapareciese. Hay cosas que no entenderé nunca en mi vida. La ley concursal tenía que haberse hecho antes, se sabía perfectamente y no se hizo. Luego parecía que todo se podía arreglar, pero no se arregló. Son cosas que han quedado ahí con incógnitas, pero no voy a removerlo ya, porque agua pasada no mueve molino.

¿Y cómo ves la situación actual del fútbol en la ciudad?

Salamanca es una ciudad futbolera, siempre hemos tenido un equipo de referencia. Ahora, resulta que hay dos equipos y aunque deportivamente es emocionante, socialmente para mí es nocivo. Divide, y cuando eso ocurre es más difícil conseguir algo. Soy de la opinión de que si en Salamanca queremos tener un equipo profesional, como hemos tenido antes de desaparecer la UDS, todo pasa porque debe haber una unificación si se pudiese. Hablo de los equipos de la ciudad, porque el Guijuelo es salmantino y uno más dentro de nosotros. Hay dos clubes completamente diferentes, tanto en su forma de pensar como en su estructura de trabajo. Veo a uno que tiene las ideas muy claras, que está muy bien organizado, y a otro que tiene más masa, juega en el campo de la ciudad, pero no está estable. Hay muchísimos cambios y no le veo con un proyecto en que apueste por algo y lo mantiene hasta que se consiga. Es difícil decir “vamos a subir”, pero subir es muy difícil. Hay que sentar unos cimientos, unas buenas bases, y a partir de ahí intentarlo, pero respeto lo que todo el mundo hace.

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