Descubriendo nuevas rutas y redescubriendo otras
‘Lo que da de sí una tirada larga’

El anterior artículo lo escribí antes de emprender el viaje de vuelta el lunes pasado desde Cádiz. A Adrián, de Saldeporte, le extrañó que se lo enviara a mediodía porque normalmente lo hago por la tarde, pero cuando leyó el encabezamiento lo entendió. Me parecía más lógico enviarlo antes de salir que cuando ya hubiera llegado a casa, tarde. De todas formas, a lo largo de estos años he ido aprendiendo a manejar estos temas de escribir y enviar las cosas por el ordenador o el teléfono y hubiera podido hasta archivarlo en el móvil y mandarlo en una parada del camino, pero tampoco íbamos a ponernos tan ‘pejilgueros’. Por cierto, he de decir que con Adrián estoy aprendiendo algunas cuestiones de estilo y reglas gramaticales que antes no tenía en cuenta.
Sobre este mismo tema, la escritura, recuerdo ahora un libro que leí hace unos meses y del que me encantó la trama, pero que o no lo habían revisado antes de publicar o quien se encargó de ello no hizo bien su trabajo. Tenía muchos errores gramaticales, alguna falta de ortografía y hasta en un momento determinado se cambiaba el nombre a uno de los personajes y te quedabas ‘de aquella manera’ porque te dabas cuenta de que algo fallaba y tenías que volver hacia atrás en la lectura para cerciorarte de la confusión y no perder el hilo argumental. Espero que en el próximo de la autora, que está ahora escribiendo, cuiden esos detalles porque es una pena que un buen libro aparezca publicado así.
Que sí, a cualquiera se nos puede colar una falta ortográfica o un error gramatical, a mí el primero. De hecho, ahora que estoy ‘devorando’ libros con tanto tiempo libre por las tardes, hasta en algunos de reconocidos autores los encuentras.
El resto de la semana se ha desarrollado normal, aunque en lo laboral lo de normal este verano no sería la denominación adecuada porque cada día tengo una ocupación distinta, y en lo personal porque no está Ana y aunque hablamos por teléfono muchas veces al día y el WhatsApp va y viene constantemente, acabo echando a faltar su presencia. Es como volver a los primeros años, hasta uno después de casarnos, en los que todavía ella seguía viviendo y trabajando en Cádiz, yo iba cada vez que podía y ella subía en los periodos más largos de vacaciones escolares por su trabajo en un colegio.
En cuanto a lo deportivo, como el largo fin de semana pasado agrupé muchas actividades, hasta el miércoles no salí a correr la tirada corta, a última hora y aprovechando que se nubló y hacía menos calor. Aunque era más una sensación por el viento, puesto que si este te daba de espalda el bochorno era agobiante, lo que me corroboró Polo el sábado cuando en la ruta de bici comentábamos los problemas de salir a correr en verano y más este, porque las temperaturas están siendo especialmente altas.
Vuelta y media a un recorrido que no hacía corriendo, que sí de paseo cuando se pudo hacer en el confinamiento, desde años atrás y que tiene un poco de todo, asfalto, camino, un tramo de 500 metros que podría ser de carrera de montaña y por supuesto cuestas, que no falten las cuestas. Es el que conocemos como del Cornezuelo por la fuente que hay en esa zona. Tan buenas sensaciones que volví a cogerle gusto, se lo perdí en un triatlón en el que nos metieron por allí con todo el calor y sin agua para avituallar, horrible. Y tanto lo disfruté que este lunes lo he repetido, esta vez con tres vueltas para completar la hora.

Para la ruta de bici del sábado tenía un antojo y era ir hasta el ‘pirulí’ de Los Montalvos porque no había coincidido las veces que había ido el grupo y allá que me llevaron. A los del club que salimos se unió Luci, que está por aquí de vacaciones y nos ha acompañado en alguna ocasión. Bonita ruta, parte de la vía verde, hasta desviarte hacia Las Torres, después Aldeatejada y comienza el tramo duro, porque es dura y constante la subida y de ello te das cuenta cuando a la vuelta no haces más que bajar y bajar hasta llegar arriba, donde está el repetidor, y hacer la foto de rigor. Me gustó y además por la vía verde de Terradillos a Salamanca hacía casi medio año que no pasaba y por eso no me pareció tan monótona como en otras ocasiones.
Además, estaba transitadísima de ciclistas, paseantes y corredores, entre ellos una joven albense, Sandra, a la que hacía años que no veía, que no sabía que corría y que se estaba metiendo para el cuerpo una tirada de las largas de verdad, puesto que nos la encontramos a unos 10 kilómetros de casa. Eso sí, iba pertrechada con una botella de agua en la mano, previsora.
También nos encontramos, o mejor dicho, nos pasó, porque iba entrenando a tope, ¡qué raro!, a Juanan Elices, con el que en persona, no así en las redes sociales, no había vuelto a coincidir desde el confinamiento. Recuerdo la ruta que hicimos hace unos años hasta Peña Negra y vuelta, mi mayor logro ciclista en distancia y dureza, y los consejos que me dio en aquella ocasión.
En cuanto a nadar, iba a bajar el sábado al río con un grupo que han hecho, buena idea, y del que me informó You (Yolanda), pero no pude y lo hice el domingo por la mañana, justo antes de que la tormenta se apoderara del resto del día. Coincidí con Chaves (José Alberto) y al finalizar charlamos acerca de lo conveniente de usar antivaho en las gafas. Salió el tema porque me di cuenta de que cada poco levantaba la cabeza para ver bien. Se nada más seguro en aguas abiertas y se ve tan bien, doy fe, que hasta me paré un momento en medio del río a saludar a Jaime y Conchi cuando los vi en el jardín de su casa.
Buena semana, [email protected]
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