La historia de Marta García es una de esas que solo se explican con una palabra: pasión. Pasión por un deporte, el fútbol sala. Un deporte al que lleva ligada cuarenta años de diferentes formas: como jugadora, como árbitro y como responsable de la vocalía de árbitros en la Delegación del Fútbol Sala salmantino, cargo que deja ahora. “Voy a seguir como árbitro, pero en esta faceta voy a dar un paso al lado, creo que hay que darle paso a la gente joven y que impongan nuevas cosas y den nuevas ideas, yo tengo gente que está preparada y considero que todo va a funcionar igual que como iba conmigo. Quizá la pandemia también me ha hecho pensar un poco”, confiesa.

Antonio Navarro, árbitro salmantino que va dar esta temporada el salto a Primera División, ya nos contó sobre las condiciones económicas de un colegiado de élite. Ahora, Marta subraya las palabras de Antonio y, además, cuenta la situación actual de este deporte: “Un árbitro de fútbol sala, aunque sea internacional, no puede vivir de esto, el salario de un partido de fútbol sala tiene una diferencia abismal respecto a uno de fútbol once. Realmente me da pena que no se valore este deporte y no se le dé la importante que tiene, porque mueve muchísima gente, muchísimo arbitraje, muchísimos jugadores… A nivel mundial es un deporte que funciona perfectamente, pero creo que no está la fuerza suficiente por detrás para conseguir que esto brille, somos como el hermano pequeño del fútbol”.

De lo que más orgullosa está de todos estos años al “mando” de los árbitros en Salamanca es de los valores que ha conseguido transmitir y de la reputación que han conseguido los árbitros charros a nivel nacional: “Tenemos tres árbitros en Primera División, uno en Segunda A, otros dos en Segunda B, más en Tercera… Y esto se ha conseguido porque nuestra base es el esfuerzo y por la pasión que han dedicado. Sobre todo, estoy orgullosa de ver crecer a la gente con educación y con respeto a mi lado deportivamente, ir por los sitios y ver que la gente te reconoce y tiene recuerdos bonitos, para mí eso es muy importante. Me hace feliz que la gente me recuerde después de tantos años, eso es lo más bonito porque todo es como una familia”.

Antes, Marta ha comentado que este deporte necesita de un impulso para crecer, gestos como la unión entre el CD Salamanca FS y Unionistas los valora como algo muy positivo. “Es algo muy importante, porque la gente del fútbol sí va al pabellón a ver al equipo y disfruta del fútbol sala. Al final es un deporte de exhibición donde ves jugadas cada minuto, es muy cercano, muy bonito… Yo he ido alguna vez al pabellón y veo a la gente de Unionistas muy feliz viendo los partidos”, reconoce

A pesar de lo gratificante que valora todos estos años, a Marta se le ha quedado ‘una espinita clavada’: “Hemos podido traer a Salamanca a la Selección de Fútbol Sala Femenino y tenía todos los medios para ello, pero no me han dejado y tampoco han querido traerla aquí, es lo que me duele realmente, irme sin haber conseguido eso”.