Logotipo Saldeporte

Domingo de chocolate, porras y sofá para variar

‘Lo que da de sí una tirada larga’

Juan Carlos Hernández | 15 diciembre, 2020

Este domingo me levanté y fui a por unas porras para tomarlas con un chocolate después de salir a hacer la tirada larga, como las semanas anteriores. Con la ropa ya preparada me acordé del domingo pasado, lo pensé bien y me puse a desayunar tranquilamente, leer la prensa y descansar antes de irnos a Salamanca a dar un paseo con mi madre. Me sentía raro en casa una mañana de domingo, lo reconozco.      

El domingo anterior tuve toda la tarde un dolor tremendo de gemelos y lo achaco al sobreesfuerzo por empeñarme en acabar el recorrido del cross de Cabrerizos cuando lo que debería haber hecho era parar y seguir andando. Y es que el cuerpo tiene momentos en los que te dice que hasta aquí ha llegado.

Así que, sintiéndolo mucho porque me ha gustado salir a correr acompañado, voy a volver a dosificar los esfuerzos y a dejar un descanso entre la salida de bici y la tirada larga de carrera. No digo que no haya alguna semana en la que lo repita, pero en ese caso la salida de bici tendrá que ser un paseo, simplemente para no perder las costumbres. Así que la salida de carrera quedó pospuesta para el lunes por la tarde-noche y de esa manera, además, probaba el frontal que llevo casi un año sin usar. Por cierto, una salida de calidad, con aire, agua y la buena compañía de Marisa (foto).

El martes pasado también salí a correr para hacer una carrera virtual organizada por los estudiantes de cuarto curso de CCAFYD de la Universidad de Cádiz, ucarunners.

El sábado hizo un día bastante bueno para salir con la bici. Quedamos un buen grupo, tanto que hacíamos chistes sobre si superábamos el número autorizado o si éramos familiares o allegados, porque ¡vaya tela!

Lo que se supone que era para facilitar las cosas y no dejar fuera de las reuniones que se autorizan en navidad a alguien con quien se tengan lazos estrechos, a pesar de no ser familia en el sentido literal de la palabra, se ha convertido en motivo de controversia y hasta de chiste, de muchísimos chistes y algunos con bastante gracia, todo hay que decirlo.

No voy a entrar en si debería haber reuniones familiares y de cuántos, que ya me supera el tema, pero si autorizan que sí y que además de familiares pueden ir personas con las que se tenga un vinculo afectivo especial, no sé dónde está el problema. Bueno, sí, en que cada uno interpreta la norma como le da la gana, en que lo de los allegados es muy difícil, por no decir imposible comprobarlo y al final, como siempre, nos dan la mano y nos cogemos el brazo y lo que haga falta. ¡Que somos muy listos, a pesar de que vaya en ello la salud y hasta la vida de las personas que tenemos cerca!

Menos contemplaciones han tenido en otros países donde directamente se han prohibido las reuniones, los viajes y se continuará con los toques de queda durante toda la navidad.

Y después de irme por los cerros de Úbeda, como casi siempre, vuelvo a la ruta de bici del sábado. En mi caso ese día necesitaba salir y despejarme. Esa mañana, en condiciones normales deberíamos haber estado en un funeral en Gijón porque tras dos meses y medio en el hospital por un ictus, primero en Salamanca y después en Oviedo, había fallecido Fran, el marido de mi prima Pili, con quien hemos tenido una relación muy estrecha y al que vamos a echar mucho de menos porque era una buena persona donde las haya. Pero la situación es la que es y no se puede viajar, así que tocaba despedirle en la distancia y pensando en la familia que estaba allí pasando el mal trago.

Este último mes ha sido de los que no se olvidan porque a su fallecimiento hay que añadir el de un hermano de mi padre, Juan, y también la mujer de otro tío, María Esther

Así que necesitaba salir y fue en buena compañía y con una ruta distinta a las habituales porque hasta tuvo algunos kilómetros de carretera para enlazar tramos de caminos y monte, intentando sortear las zonas más embarradas, aunque también las hubo para alegría de Manolo y por supuesto alguna que otra cuesta. Sobre todo una que salía desde Fresno Alhándiga y llegaba al 20% de desnivel, casi ‘ná’. No la había subido nunca y tenía ganas de hacerla porque la he visto muchas veces de lejos al pasar por allí cuando daba gimnasia en los pueblos de la zona.

La ruta recorrió bastantes de los pueblos donde doy gimnasia y a los que tengo ganas de volver cuando se retomen las actividades con mayores: Portillo, Ejeme, Galisancho, Santa Teresa, Fresno y Encinas de Arriba.

Fuimos por un lado del Tormes, volvimos por el otro y acabamos haciendo un tramo de 7 kilómetros de asfalto a una media de 30 por hora con la MTB, lo que no está nada mal, y nos reíamos porque les decía que yo no voy tan rápido con la de carretera. Agus, Manolo y Polo subieron la media casi a 40 siguiendo a un ciclista de carretera hasta Alba, eso son piernas.

Después un avituallamiento al que ya no nos quedamos todos, por mi parte ducha rápida y al teatro, que tocaba tarea porque de aquí a fin de año se tienen que representar todas las obras y espectáculos de ‘Circuitos Escénicos de Castilla y León’ que se han ido posponiendo y tenemos todos los fines de semana ocupados en ello.

Buena semana, amig@s.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *