El Confiterías Gil Ciudad de Salamanca volvió a la competición el pasado mes de diciembre, pero fue en la segunda jornada -31 de enero- donde consiguió la primera victoria de la temporada, casi un año después de su último triunfo. Ángela Madruga es la capitana del equipo y nos ha contado cómo han pasado todo este tiempo sin competición: “Cuando empezó la cuarentena estábamos muy bien, porque pensábamos que no se iba a alargar tanto la pandemia y volveríamos pronto a jugar, por lo que adaptamos un plan para mantener el estado físico. Cuando ya nos dimos cuenta de que esto era para largo, ya era una desmotivación, hasta septiembre que hemos vuelto”.

Como bien dice la salmantina, no volvieron a retomar los entrenamientos hasta el mes de septiembre, aunque lo hicieron de una forma peculiar. “Empezamos entrenando en las pistas de al lado del Puente Romano porque no había fecha aún de retorno de nuestra liga, lo que no nos permitía tener derecho a entrenar en pabellón. Después nos fuimos a Doñinos porque estaban arreglando el Río Tormes, y una vez que salió el calendario de liga, a eso de mediados de octubre, ya entrenamos en el Río Tormes”, afirma.

Podríamos decir que la pretemporada de las charras ha sido muy larga, ya que desde los primeros entrenamientos hasta el primer partido pasaron casi cuatro meses. “Teníamos muchísimas ganas de competir, porque no es lo mismo entrenar pendientes de si va a haber liga o no, a estar seguras de una fecha fija. Somos todas estudiantes y estamos en una categoría que lo hacemos todo por amor al arte, pero entrenar y por así decir, perder tu tiempo sin saber para qué, era un poco difícil. Nosotras motivadas estábamos, pero no es lo mismo”, asegura.

La temporada pasada el Confiterías Gil Ciudad de Salamanca estaba peleando por las posiciones de ascenso. Este año, aunque el formato de competición es distinto, se han marcado el mismo objetivo. “Es una liga un poco atípica porque solo va a ser a una vuelta y luego se hacen emparejamientos para la fase de ascenso. Nuestro objetivo ahora es coger ritmo en estos partidos para luego estar bien en los cruces de la fase de ascenso”, explica la jugadora.

La salmantina está cursando sexto de Medicina, por lo que esta situación en la que estamos puede valorarla más de cerca. A pesar de todo, tiene claro que el deporte y la competición se pueden compaginar: “La verdad es que si las cosas se hacen bien, si se entrena con mascarilla, se juega con mascarilla y la gente realmente luego en su día a día cumple con la normativa estipulada, no debería haber problemas, nosotras de momento no nos hemos visto afectadas. Además, ayuda psicológicamente porque la gran mayoría salimos de casa solo para entrenar y es algo que nos anima mucho”.