Como dice la canción, «la vida sigue igual», o casi
‘Lo que da de sí una tirada larga’

Una semana que, aunque haya sido rutinaria (últimamente parecen todos los días como en la película ‘Atrapado en el tiempo‘, el día de la marmota), también ha tenido algunas novedades. Las últimas salidas de carrera las he hecho de día y, por lo tanto, cambiando de recorrido y disfrutando del paisaje en toda su magnitud. Me he podido organizar para salir a mediodía por los caminos de ‘los molinos’, Navales y Aldeaseca, que hacía tiempo que no recorría.
El último día, con José Fernández (foto), con el que también llevaba mucho sin coincidir y, por cierto, llegamos de barro hasta las orejas. Parecía un cross de Cabrerizos. Menos mal que lavé las zapatillas en la cochera antes de entrar en casa porque si me llega a ver Ana… ¡Cómo iba! Eso sí, una tirada de calidad de la buena.
Así que de nuevo a las cuestas que hay por esos recorridos y acabando en otra que además ya te pilla al final, que es una de las de mayor desnivel que tenemos por aquí y que nosotros siempre hemos conocido por la cuesta del cuartel, aunque no sea su nombre real, y que te deja sin aliento cuando llegas arriba. Menos mal que es la última y prácticamente los últimos metros del recorrido, después unos cientos de metros más ya en llano para bajar las pulsaciones y final.

Hace unos días me llegaron desde Cádiz un par de viseras de carrera, una camiseta y un gorro de piscina como parte de la equipación del club de allí. La verdad es que las viseras me han venido ‘al pelo’ (nunca mejor dicho) porque las que tengo ya estaban bastante usadas e iba a comprar unas nuevas. En mi caso no puedo correr sin visera por el día o cinta por la noche, llevar visera sin sol queda raro y además en la cinta apoya perfectamente el frontal, y no puedo hacerlo porque sudo muchísimo y es la manera de evitar que el sudor te caiga por la cara con las molestias que produce en los ojos. También he probado a llevar una muñequera e ir secándome el sudor de la frente cada poco, pero lo más cómodo y práctico es el uso de la visera o de la cinta. Y el gorro de piscina por supuesto que ya lo he estrenado. Ha pasado como con las viseras, que me ha venido a tiempo porque al que usaba, que era de los que dan en los triatlones y este año no ha habido, le quedaban un par de sesiones como mucho. Además, este es de silicona, más fácil de poner y se supone que con más duración. De ese material tengo un par de ellos más, pero los tengo reservados para cuando nado en el río o en el mar porque los conseguí de color naranja para que se vean bien en el exterior, el mismo color que las boyas.
Y siguiendo con las novedades, esta semana nos ha llegado también nuevo material de la escuela de atletismo. Viene a completar el que ya tenemos y, sobre todo, para que la ratio de utilización sea menor y los entrenamientos sean más activos, haya menos niños tocando cada cosa y, por otra parte, hemos pedido material más especifico para los pequeños, disco de 200 gramos y jabalina de espuma, para que entrenen las mismas modalidades de los mayores, que sé que les gusta.
La ruta de bici también tuvo sus novedades, y es que José González (Gabi) nos llevó por una zona que pensábamos que conocíamos bien y resulta que todavía nos faltaban bastantes senderos por recorrer. Además, como nos metió por una zona bastante cerrada de encinas y pinos, se divirtió de lo lindo haciéndonos pasar varias veces por el mismo sitio sin que nos diéramos cuenta de ello. A la tercera nos percatamos y hasta le pusimos nombre, ‘la rotonda de la encina’, un nuevo nombre que añadir a los que ya tenemos para referirnos a sitios específicos. Salimos precavidos por el aire que se suponía iba a hacer, pero resultó que la mañana estuvo relativamente tranquila puesto que no hizo mucho más que otros días que hemos salido. En realidad, el aire sopló la tarde y noche siguientes y pudimos disfrutar de una buena ruta de bici. Llevamos un par de fines de semana que no pisamos el monte, pero tiene su razón, y es que hay cacerías y por lo tanto no es aconsejable ni conveniente por precaución, así cuando volvamos lo cogemos con más ganas y disfrutamos todavía más de ello. A la llegada celebramos en una terraza el cumpleaños de You y repasamos con humor, más del que ya habíamos tenido en la ruta, lo acontecido en la misma.
Desde Navidad la climatología es de lo más cambiante. Hemos tenido nieve, agua, niebla, viento, frío, calor y por tener, hasta calima estos días pasados. Esperemos que cuando llegue marzo sea un poco más estable y ya en puertas de la primavera, como atestigua la floración de algunos árboles (foto), podamos disfrutar todavía más del deporte al aire libre.
Es domingo temprano, he escrito el grueso del artículo, he desayunado el chocolate dominical, por segunda semana sin porras porque la churrería está cerrada debido a un contacto de COVID-19, y he grabado la sesión de gimnasia del próximo martes para el grupo de Mantenimiento Físico Integral, que me viene muy bien, me hace sentir útil y como sigue la canción que sirve de título, «siempre hay por qué vivir, por qué luchar…».
Buena semana, amig@s
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