Logotipo Saldeporte

Barro como para hacer botijos y pinchazos

‘Lo que da de sí una tirada larga’

Juan Carlos Hernández | 6 abril, 2021

Había comenzado el artículo despotricando por todo lo que he visto durante la semana de vacaciones que hemos pasado aquí por obligación y también por responsabilidad, pero he preferido borrarlo. No merece la pena. Gracias a todos los que han hecho lo que teníamos que hacer y los que no han cumplido allá ellos, aunque me molesta mucho que algunos de esos, después, protesten por todo en las redes sociales. 

La semana ha sido completita, aunque dice Ana que algunos días he estado inaguantable por no haber podido bajar a Cádiz y puede que sea cierto. El martes me avisaron para donar sangre y por supuesto cumplí. No sé las veces que he donado ya, pero antes de marzo del año pasado me dieron una distinción por haber superado las 75 donaciones y hasta me pidieron una pequeña reseña para la revista de la Hermandad de Donantes. No se celebró el acto de entrega debido a la situación, pero ya habrá tiempo de ello. 

El miércoles tocaba piscina y además sin las prisas de otras semanas. Después a dar un paseo por Salamanca con mi madre y sentarnos en una terraza del parque Picasso a disfrutar del tiempo primaveral que hacía. Por la tarde le había prometido a Asier, de la escuela de atletismo, que saldríamos a hacer una pequeña ruta con la bici de carretera y eso hicimos porque no sabía realmente el aire que soplaba, que si no… Lo bueno que tuvo es que después del palizón de la ida volamos a la vuelta. ¡Cómo anda en bici el chaval! Aunque todavía tiene que aprender alguna cosa como llevar bomba, luz trasera o beber de vez en cuando, pero ganas y potencial tiene de sobra. A la llegada tomamos un refresco y además coincidimos con unos compañeros del club ciclista y él tan contento de estar con los mayores. Habrá que repetir.

El jueves tocaba carrera y lo que iba a ser una salida suave acabó convertida en un sube y baja con un poco de trail para terminar. Es lo que tiene salir sin la presión del trabajo o de otras actividades, que te lías.

Y el sábado teníamos una ruta pendiente hasta Gajates para conocer la ‘cueva de los champiñones’, como la llama Manolo. Que en realidad ni tiene champiñones ni nada parecido y tampoco es que sea mucha cueva, pero cualquier excusa es válida para organizar una ruta diferente. ¡Y tanto que diferente! La tarde anterior y parte de la noche, lloviendo, por lo que estaba claro que nos íbamos a encontrar barro, lo que no esperábamos es que en algunos tramos fuera del malo, del que parece arcilla y se pega en las ruedas y demás partes de las bicis llegando a bloquearlas.

Nos juntamos más de los que pensábamos, así que tuvimos que hacer varias grupetas para ir cumpliendo las normas. La mañana comenzó con niebla y frío, pero después aclaró y subió la temperatura. Por caminos, por donde no había caminos, con barro, mucho barro del pegajoso, cruzando ríos y dando rodeos llegamos al destino a eso de las 12 de la mañana.

Antes, en Gajates una breve visita muy especial en recuerdo de Pauli, que hace un año nos dejó y no pudo despedirse de ella ni la familia. ¡Qué gran persona! 

La vuelta, casi toda por carretera o se nos hubiera hecho tarde y a alguno que tenía que ir a buscar un pollo asado lo que le iban a montar era uno y bien gordo como no llegara a la hora… Hacía mucho tiempo que no lo pasábamos tan bien y que no nos reíamos tanto. Una bonita mañana de bici que se estropeó cuando, llegando a Alba, nos avisaron de que Agus, compañero del club, había sufrido una caída con la bici de carretera y se había roto la clavícula, además de un buen golpe en la cabeza y las costillas. Desde aquí desearle una pronta recuperación. Mucho ánimo, Agus.

Al llegar, manguera y cepillo para poder dejar la bici en condiciones y a comer a casa de unos amigos a un pueblo, al aire libre y después cafetito y chupito en la terraza del bar. Genial. A la vuelta tocaba lubricar bien todas las partes móviles de la bici y encerar la cadena porque si no, es de las salidas que pasan factura y las destrozan.

El domingo, a pesar de tener vacaciones hasta el martes, me tocaba estar en la vacunación masiva de la comarca para edades de 60 a 65. De 9 de la mañana a 8 de la tarde, parando solamente un rato para comer un bocadillo. Muy cansado, pero satisfecho de haber colaborado. Además, cuando se acabó con todos los que habían ido y el personal esencial que también se vacunaba, resulta que sobraban dos dosis del último frasco abierto y había que ponerlas sí o sí y me ofrecí por si no aparecía alguien a quien se las pudieran poner. Cuando recogían me avisaron y vacunado que me fui para casa

Por cierto, había dosis para toda la franja de edad, pero faltaron unos 200 de los aproximadamente 1100 convocados, luego nos quejaremos.

Un buen fin de semana que me ha hecho olvidar que debíamos haber estado en Cádiz disfrutando de todas las actividades que tenían programadas los del club de allí, con nado en el mar y la subida en bici al pico Montero o E.V.A. 11 (escuadrón de vigilancia aérea), en un parque natural y al que hay que acceder con permiso, como puntos fuertes. Otra vez será.

Buenas semana, amig@s

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *