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Una piedra en el camino

‘Lo que da de sí una tirada larga’

Juan Carlos Hernández | 20 abril, 2021

El miércoles pasado salí con la bici acompañando a Asier, y digo bien, acompañándolo a él porque le tenía que ir diciendo que bajara el ritmo si no me quería perder. Lo ha cogido con ganas y poco a poco va mejorando con la bici. Le van mandando los entrenamientos y los va haciendo cada día. Ha dejado la escuela de atletismo, pero en este caso no me importa porque sé que es para practicar un deporte que le gusta y le motiva. Además, en casa ya le han dicho que para poder seguir practicándolo tiene que sacar buenas notas y por lo tanto no olvidarse de los estudios.

En la salida estrenó zapatillas con calas y le estuve previniendo sobre las posibles caídas los primeros días si no se acuerda de que tiene las calas al parar. Es algo que nos ha pasado, creo que a todos, cuando hemos comenzado a utilizarlas.

El recorrido fue un poco más largo de lo habitual, ya que el sábado no tenía pensado salir con la bici por la ruta trail de carrera que teníamos planeada para el domingo. En realidad, el sábado tenía previsto salir una hora a rodar suave con la bici, pero con el aire fresquito que había se me quitaron las ganas. Así que preparado para correr el domingo por la zona de Béjar y Candelario.

Allá fuimos Marisa, José Fernández, Pepi, Polo, José González acompañándonos con la bici y Gabriel, de la escuela de atletismo, al que llevé con nosotros porque sabía que iba a disfrutar y podía perfectamente con el recorrido. Había pensado en llevar a otro más, pero preferí de uno en uno y ya para la próxima.     

De ir marcando el recorrido se encargaron José G. y Polo con sus GPS y así no hubo ningún problema en la orientación, aunque la ruta era relativamente sencilla. 

El recorrido que teníamos previsto era el de la Vetona, o más exactamente de la mini Vetona porque esa carrera tiene varios recorridos y este era el de 15 kilómetros. Saliendo del parque de Béjar, avanzando un par de kilómetros por la vía verde y después cogiendo un camino a la izquierda para empezar a subir, primero por tierra y después por un tramo de carretera hasta el Castañar. De allí y andando un par de tramos debido al desnivel, llegamos a Llano Alto e hicimos una pequeña parada para hacer la foto de rigor y agruparnos porque Polo y Gabriel llevaban un ritmo más alto y, de hecho, de vez en cuando tuvieron que irlo bajando para esperarnos. Después hacia Candelario y por la Canaleja todo bajada hasta volver a Béjar.

Un sube y baja continuo, con grandes pendientes en donde no se podía correr, con trialeras, zonas de piedras donde había que ir con cuidado y otros más perfectos para correr. El paisaje precioso, la mañana espectacular para practicar deporte y disfrutamos de lo lindo. Así que a pesar de las dudas de algunos antes de ir, seguro que repetimos en alguna ocasión.

Solo hubo un incidente y en esta ocasión me tocó a mí. Llegando a Béjar, a 100 metros del asfalto y cuando acabábamos una bajada con bastante pendiente y piedras sueltas, me fui al suelo. No sé exactamente lo que me pasó. Supongo que influyó el tipo de suelo, la pendiente y por lo tanto la velocidad que llevábamos en ese tramo. También que ya estás acabando y bajas la guardia y probablemente el cansancio que hace que tengas menos reflejos.

El caso es que creo que fue un tropezón y salí volando dándome un buen ‘trompazo’ contra el suelo. Cómo sería el ‘porrazo’ que hasta se rompió el cierre del cinturón de hidratación y la parte de arriba del bastón de trail plegable que llevaba en él para probarlo e irme acostumbrando. Cuando lo vi venir, solo pude poner las manos por delante para que el golpe no fuera en la cara y esas, las manos, fueron las peor paradas porque acabaron con algún despellejón y quemaduras en las palmas. Me levanté y ya venían los compañeros a ver qué me había pasado, los tranquilicé y rápidamente a correr de nuevo porque sabía que si paraba un poco hubiera tenido que acabar andando en cuanto me enfriara un poco. Y es que la rodilla derecha había sufrido un buen golpe y me dolía bastante. De hecho, el dolor fue yendo a más y al llegar a casa tuve que ponerme hielo y tomar ibuprofeno para el dolor y la inflamación porque no podía ni andar.

La verdad es que estuve preocupado por si hubiera habido algún daño interno, pero el lunes me levanté con mucho menos dolor y fue yendo a menos a lo largo del día. En plan gracioso, al que me preguntaba le decía que estaba compensado porque una parte del cuerpo me dolía por el golpe y en la otra lo que notaba eran las agujetas del esfuerzo. Gajes del oficio y que todo lo que nos pase sea esto.

Y estas dos próximas semanas no sé si podré ir a la piscina y por lo pronto me olvido de la salida de bici de los miércoles porque esos días hay vacunaciones masivas y toca trabajar. Qué le vamos a hacer, es por una buena causa.

Buena semana, amig@s.

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