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Fin de semana musical

‘Lo que da de sí una tirada larga’

Juan Carlos Hernández | 25 mayo, 2021

Después de enviar el último artículo el lunes pasado por la tarde, salí a correr con Gabriel y vaya rato malo que pasé por culpa de la alergia. Me tocó parar un par de veces al entrar por una zona de campo y sembrados, recuperar la respiración andando y volver a intentar correr. Como os digo, así en dos ocasiones, en cuanto necesitaba algo más de oxigeno de lo normal. Después, fuera de esa zona pude acabar relativamente bien el recorrido previsto. 

A Gabriel le decía que no se preocupara por mí, que tirara hacia delante, pero él me esperó a recuperar en las dos ocasiones. Ya no me acordaba de esa sensación y de lo mal que se pasa en esta época, supongo que porque este año no se ha celebrado la carrera de San Jerónimo que era en la que la alergia me solía dar la bienvenida para quedarse durante un par de meses. 

Pues eso, ya está aquí. Este lunes, sin embargo, salí con la misma compañía, pero controlando el ritmo en todo momento para que la respiración no subiera a la demanda máxima de oxígeno que puedo exigir ahora con la alergia y así hicimos una hora y por un recorrido durillo.   

En cuanto a la bici, qué decir. Que este sábado parecíamos el preludio del festival de Eurovisión que iba a tener lugar por la noche. Qué risas. Alguno me decía que ya tenía tema para el artículo semanal, pero en esta ocasión lo que pasa en las rutas de los sábados se queda en la ruta porque si no alguno pensaría que se nos va la ‘olla’… 

Nos dio por cantar y por ir subiendo el nivel artístico, por decirlo de alguna manera, que alguno hasta repasó los ‘éxitos musicales’ de sus tiempos infantiles interno en el colegio de curas. Y no voy a dar nombres por no herir sensibilidades, aunque si alguien quiere saber de quién se trata, su nombre a mano lo tiene, y no doy más pistas.

Una mañana divertida, haciendo deporte y disfrutando de la compañía. ¡Qué bien lo pasamos! Y menos mal que nos animamos de esa manera porque en cuanto a la climatología hay que decir que hacía fresquito, sobre todo para la época del año en la que estamos, y algunos lo sufrieron más de la cuenta porque salían con equipación corta y la larga no hubiera estado de más.

Por cierto, la alergia no la sufro tanto en bici porque la respiración va más relajada, excepto en momentos puntuales, y puedo hacer la actividad prácticamente normal.

Y llegó el domingo. Tocaba la segunda sesión de pista en Juegos Escolares, en esta ocasión para la categoría infantil. El protocolo a seguir, el mismo que en la anterior ocasión, todo muy ordenado pero un poco más rápido porque ya sabíamos cómo había que hacer para entrar, recoger dorsales, preparar cada prueba e incluso para inscribir a los componentes de los relevos. Cuatro niños y cuatro niñas con lo que además de sus respectivas pruebas pudieron competir en relevos al final de la mañana. Y al igual que la vez anterior, las marcas para mÍ eran lo de menos, pero no para ellos y como la página de la Delegación de Atletismo las iba poniendo casi en directo, ellos mismos las iban viendo.

Porque, claro, ahora casi todos los niños llevan su teléfono con acceso a Internet y pueden conectarse en todo momento. De hecho, en el viaje y a través de vete tú a saber qué aplicaciones, iban comentado cosas con amigos y hasta había algunos de los componentes de la escuela de atletismo a los que no les tocaba jornada pero que me mandaban saludos a través de los que iban en el autobús.

Por no decir de la sesión de canciones con la que me deleitaron con un teléfono conectado a un altavoz en el viaje. Por supuesto que para mí esa música que les gusta a ellos deja mucho que desear, supongo que hay gustos para todo. He llegado a pensar que será que me hago mayor, pero sinceramente, además de hacerme mayor, que sí, la música que les gusta a los chavales suena igual toda y tiene unas letras y unas rimas con un nivel más bien bajo, por no decir directamente que malo, con unas rimas que de literario tenían más bien poco o nada.

Y a la llegada, como el domingo pasado, un paseo y un par de paradas técnicas de avituallamiento con Ana por Alba. La tarde en casa de descanso, que también me apetecía porque ahora me paso todos los días fuera de casa. Cómo será que duermo mejor que antes y me despierto casi a la hora que va a sonar el despertador.

Para la próxima semana toca llevar a los más pequeños de la escuela de atletismo, los alevines, e incluso irán dos niñas benjamines pero que pueden participar en la prueba de 1.000 metros. Sigo pensando como antes, que no entiendo que dejen participar a niños más pequeños en la prueba más difícil, pero es así y por lo menos pueden ir a las pistas y vivir ya el ambiente deportivo, aunque este año no sea el de otros años por la poca participación de niños en estas pruebas.

Buena semana, amig@s.

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