Supo sufrir en los compases iniciales el Ciudad Rodrigo, que acabó celebrando el pase a la final por el ascenso a Tercera RFEF en su feudo. Para ello tuvo que superar al San José, equipo con el que había empatado a cero fuera de casa hace una semana.

El conjunto soriano estaba obligado a marcar y se notó en el arranque del partido. De hecho, Pepo hizo dos paradones en menos de diez minutos, ambos después de balones colgados por Gonzalo de Miguel en faltas lejanas. Además, instantes más tardes se marchó alto un cabezazo tras un centro al área.

Pese a ello, quien golpeó primero fue el equipo local, con un tanto de Alberto Martín al contragolpe, tras una pérdida en el centro del campo de un rival. También en una transición pudo aumentar su ventaja, pero Maza remató por encima del larguero un pase del propio goleador.

En los compases previos al descanso volvió a aparecer Pepo, con una mano junto a la cepa del poste a un disparo desde la frontal. A continuación en el saque de esquina, el balón se paseó por el área sin encontrar a ningún rematador del San José.

La ventaja con la que contaba el Ciudad Rodrigo tampoco le permitía relajarse, ya que un empate con goles le dejaba fuera. Por eso arrancó la segunda mitad con vocación ofensiva, como demostró con una internada de Santi Pineda que acabó con un tiro desviado. Mucho más clara fue su siguiente ocasión, en la que Alberto García remató al travesaño tras una cabalgada de Alberto Martín por banda izquierda.

El diez mirobrigense firmó un partidazo y generaba peligro con facilidad, pero perdonó el 2-0 en dos jugadas consecutivas nada más entrar el partido en los últimos veinte minutos. En la primera de ellas recibió un pase de Sergi y chutó desviado buscando el palo corto, mientras que instantes después disparó fuera por poco en la frontal del área. Esa ofensiva acabó con un complicado despeje del portero, puesto que el balón golpeado por Alberto Martín se envenenó al desviarlo un zaguero.

Al contrario que al principio del choque, tras el paso por vestuarios al San José le costaba llegar. Sin embargo, a falta de ocho minutos rondó el empate en otra falta lejana que no encontró rematador. Aún así, el sufrimiento acabó en el añadido con un golazo de Sergi, que coló por la escuadra un zapatazo desde la línea de tres cuartos.