Un equipo diferente al de otras ocasiones se volvía a ver las caras frente a Perfumerías Avenida, pero la intensidad y las ganas que conlleva el jugar un partido contra el Spartak de Moscú, que fue todopoderoso y seguramente lo vuelva a ser construyendo su plantilla desde cero, es la misma. Y más tras una derrota frente a su máximo rival, Uni Girona.

Comenzó el encuentro con dos importantes cambios en el quinteto inicial de Miguel Ángel Ortega. Por un lado, Silvia Domínguez esperaba su turno desde el banquillo, de la misma forma que Tiffany Hayes, ambas tocadas, según confirmó el técnico del equipo salmantino en momentos previos al partido. En su lugar, Maite Cazorla y Karlie Samuelson fueron las primeras en entrar a pista.

La presencia interior de las cuatro pívots vestidas de azul fue lo más destacado del primer parcial. Hasta 13 rebotes -ocho de ellos ofensivos- por los cuatro de sus oponentes consiguieron las de Ortega en los diez primeros minutos, a pesar de que la diferencia nunca fue superior a los cuatro puntos.

Vitola y Fagbenle, que salieron de inicio, marcaron los pasos a Laura Gil y a Hof, siendo el centro de los balones y pasando todos los ataques por sus manos, generando y comenzando el juego desde la pintura. La ventaja era evidente y Perfumerías Avenida supo aprovecharla desde el primer momento. Pese a los fallos, nada tenían que ver las sensaciones que el equipo mostraba con respecto a Girona.

Las segundas oportunidades, si no entraban, se solucionaban con una buena defensa y pese a un primer cuarto a rachas en el que hubo parciales por parte de ambos equipos y que finalizó con una ligera ventaja por parte de las visitantes, el segundo periodo supuso un auténtico recital ofensivo, pero especialmente defensivo.

Cuando en tu equipo tienes a una jugadora que no está en su mejor momento como es Silvia Domínguez, pero que en un segundo incendia el partido con su particular ritmo, o a Laura Gil, que, al contrario, está en uno de sus mejores momentos y no es capaz de fallar nada, pocas cosas pueden salir mal. Mientras tanto Hof acompaña, se deja el alma en cada minuto que está en el campo. Y Loyd hace de las suyas con triples que, sinceramente, da gusto ver.

Desde el primer tiempo muerto de Miguel Ángel Ortega durante el primer cuarto, tras un parcial de 6-0 favorable a las rusas, Perfumerías Avenida logró el espectacular parcial de 5-21 para alcanzar la máxima renta en el marcador a escasos minutos para el descanso. El muro defensivo de color azul volvió a hacer de las suyas y con torres dentro de la zona intimidatorias, no había nadie capaz de encestar desde el interior dentro del Spartak de Moscú. Once puntos arriba (23-34) y el cuadro charro parecía ya tener controlado el encuentro. Sabía a qué quería jugar y cómo debía hacerlo para ganar el partido y orientar la eliminatoria a su favor de cara a la vuelta en el pabellón de Würzburg.

Tan solo Paris Kea con nueve puntos, siete de ellos en el primer parcial, conseguía mantener en el duelo a las suyas, ayudada por Ogun. Pero lo mejor de Perfumerías Avenida estaba por llegar. Tras el descanso (29-39), con Silvia Domínguez al mando del equipo y Laura Gil en estado de gracia, las de Miguel Ángel Ortega ampliaron la ventaja en el luminoso.

Cada balón dividido era para las de azul, prácticamente todos los rebotes, ofensivos o defensivos, tenían dueño y así las canastas, aunque no a la primera, llegarían a la segunda. Hof se hinchó a recoger todos los balones perdidos y el tercer cuarto volvió a ser para las de Ortega de nuevo gracias al juego interior. ¿Quién no tiene la confianza de tirar si sabe que Hof está en su equipo?

Pese a un comienzo tras el descanso un tanto dudoso con tres pérdidas seguidas de las perfumeras y una antideportiva en contra, Silvia se encargó de, sin hacerse notar, poner la calma anotando dos triples consecutivos que impidieron cualquier intento de remontada rusa. Además, la intensidad defensiva no bajó y a pesar de sendas faltas, que permitieron puntuar a las rusas en varias ocasiones desde la línea de tiro libre, sus lanzamientos siempre acababan siendo forzados. Final del tercer cuarto y las locales todavía no habían llegado a los 50 puntos, 46-62.

Las de Sergei Danilin no quisieron morir sin haber luchado antes y volvieron a reducir distancias (54-66), provocando que Miguel Ángel Ortega pidiera un nuevo tiempo muerto (de los suyos) para volver a espabilar a su equipo. Eso sí, nunca llegaron a estar por debajo de los diez puntos, pero demostraron que las eliminatorias así no duran solo 40 minutos, sino que la concentración debe estar en el mismo nivel tanto en Rusia como en España.

Bajaron la concentración las perfumeras y dejaron correr en los últimos compases del partido a las rusas, que redujeron la diferencia de cara al partido de vuelta en Salamanca, con una considerable distancia charra, pero que no permite confianzas.