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Aprovechando para alguna actividad nueva

Este lunes, aprovechando el festivo y que me tocaba salir a correr, organicé una quedada entre la escuela de atletismo y el grupo de iniciación a la carrera. Nos juntamos unos pocos (menos de los que yo hubiera querido, pero es lo que tiene el puente) para salir a hacer una tiradita larga a ritmo […]

Juan Carlos Hernández | 7 diciembre, 2021

Este lunes, aprovechando el festivo y que me tocaba salir a correr, organicé una quedada entre la escuela de atletismo y el grupo de iniciación a la carrera. Nos juntamos unos pocos (menos de los que yo hubiera querido, pero es lo que tiene el puente) para salir a hacer una tiradita larga a ritmo muy suave. Para algunos era su primera salida larga y quería que terminaran con buenas sensaciones, así que tenía previsto un primer recorrido que se pudiera adaptar a los distintos niveles que habría.

Comenzamos bajando para hacer un buen calentamiento y después por la ribera del río hasta el colegio de San Jerónimo y vuelta hacia el pueblo por el camino que conocemos como Los Almendrucales. Algunos aguantaron el recorrido completo y unos 50 minutos, otros fueron parando y andando para recuperar fuerzas durante algunos tramos del recorrido, pero haciendo unas buenas tiradas y hubo quien se marcó un extra para aprovechar bien la mañana y llegar a la hora.

Al acabar hicimos unos estiramientos y para casa contentos porque se había cumplido el objetivo o, mejor dicho, los distintos objetivos marcados. Espero poder repetirlo en otra ocasión y que se animen algunos más, a ver si en Navidad.

En cuanto a la bici, al igual que la semana pasada, ha quedado reducida a un par de horas de rodillo el sábado y domingo para acabar pronto porque estos días hay otras tareas que atender y no me importa levantarme pronto para por lo menos no perder mucho la forma física pedaleando. Aunque me temo que, como pasó en el confinamiento, el rodillo no tiene nada que ver con lo que hacemos en las salidas y la próxima vez que pedalee al aire libre lo voy a notar y mucho.

Hasta aquí lo deportivo, porque no quiero dejar pasar la ocasión de escribir acerca del nuevo Hospital Universitario de Salamanca que me está tocando visitar todos los días desde hace ya dos semanas por estar mi madre ingresada. Muy bonito, muy grande, todo nuevo, pero… No me entra en la cabeza que se haya puesto en funcionamiento sin que esté abierto el parking y la cafetería, esto por hablar de cosas que conozco de primera mano. Hay otras de las que oigo o leo, como que los propios trabajadores no tienen donde cambiarse, pero sin contrastar no diré nada.

Que tengas que ir con vehículo propio por narices, porque ya me diréis de qué otra forma puede ir la gente de fuera que por trabajo u otras cuestiones no puede depender de los horarios de los transportes públicos, y te toque dar vueltas para aparcar o en los días de lluvia y frío meter el coche en algún parking cercano y después darte un paseo hasta allí porque el enorme parking del nuevo hospital está sin abrir al público, es algo que no entiendo.

Y qué contaros del tema de la cafetería para los acompañantes que tienen que quedarse con sus familiares y tienen que llevarse la comida o comer un sándwich frío de una máquina expendedora, porque la otra alternativa es salir y buscar un sitio donde poder comer un plato caliente.

De verdad que no me entra en la cabeza. Por no hablar de la falta de cobertura para los teléfonos móviles que se sufre en las instalaciones y que hace que en una parte del hospital no puedas ponerte en contacto con el exterior, y ya ni os cuento si quieres hacer uso de internet en el móvil. Vamos, que hemos retrocedido en algunos aspectos al siglo pasado, pero no a finales, sino más bien a mediados del siglo pasado. Sin palabras.

Por mi parte, la opción no ha podido ser otra que desplazarme en moto desde Alba a pesar del frío y de tener que volver a horas intempestivas y con temperaturas más bien bastante bajas, pero es la manera de poder llegar y aparcar en cualquier hueco sin perder tiempo. Y en cuanto a la comida, pues al volver a casa se come o se cena, aunque al rato tengas que estar haciendo actividades físicas y no sea lo más recomendable o haya que irse a dormir. Pero lo digo y lo reitero, no entiendo cómo es posible que pase esto con lo fácil que habría sido acabar del todo el nuevo hospital y después ponerlo en funcionamiento. En fin, como he dicho ya en alguna otra ocasión, se supone que hay mentes inteligentes y pensantes que son las que deciden estas cosas y se supone también que tendrán sus motivos.

No quiero olvidarme de dar las gracias desde aquí a Rosalía (Lia) y David, de Hinojosa del Duero, el pueblo del queso, con los que hemos coincidido durante una semana y que tan atentos han estado de todo cuando no podíamos estar nosotros, al igual que hacen ahora Mari Luz, Noemí y Manuel, los familiares de Mari Luz, la nueva compañera de habitación de mi madre. Gracias de todo corazón.

Buena semana, amig@s.

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