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Piojo: “No sé si esto habrá sido cosa del director deportivo, el entrenador o el segundo entrenador; hay algo que se me escapa”

El futbolista habló en una rueda de prensa de su salida de Unionistas, club del que ha sido capitán en las últimas temporadas

Piojo, durante la rueda de prensa de su despedida
Ricardo Alonso-Bartol | 6 octubre, 2020

Comunicado. Al igual que el otro día hablé desde el corazón, hoy es necesario que tenga escrito lo que voy a decir para que no se me olvide nada. Si las cosas se hubieran hecho de otra manera, no tengo ninguna duda de que hoy no estaría aquí sentado. Todo el mundo ha hablado de mi salida del club y es el momento de que sepáis cómo ha sido todo y cómo he pasado los últimos meses. Mi intención no es echar mierda al club, pero entiendo que habrá cosas que no gusten. Todo lo que voy a contar mis amigos y parte de directiva lo saben, soy alguien que va de cara siempre y no quería que le pillara por sorpresa a nadie.

Miércoles 3 de junio, primera llamada del director deportivo curiosamente tras una información que dice que los capitanes no hemos recibido ninguna llamada. Cuando colgamos me escribe un WhatsApp para decirme que le diga al periodista con el que tengo una entrevista esa tarde que he recibido su llamada.

Martes 9 de junio. Me citan con el entrenador y el director deportivo en el Hotel Helmántico. Lo primero que me dice el director deportivo nada más entrar, casi antes de darme las buenas tardes, es que me va a bajar el sueldo un porcentaje bastante alto de mi contrato. Y prácticamente sin dejarme hablar, el míster toma la palabra y dice: «Que sepas que a nivel deportivo este año vas a tener una competencia muy diferente a años anteriores, no vas a tener al típico sub23 que a priori viene como suplente, este año voy a fichar a un chico sénior». Y me dice: «Para hacerte una idea, te voy a fichar un Carvajal de la categoría», palabras textuales. A lo que le digo, primero al director deportivo, que estoy por la labor de ayudar al club como siempre he hecho, pero que ese porcentaje es un porcentaje muy alto y no tengo un sueldo como para permitirme tal rebaja. Y recalco que el sueldo me lo bajo yo porque quiero, no él, porque las cosas están firmadas y hay que respetarlas. Al míster le digo que firme a Carvajal sin ningún problema, que yo me voy a encargar de quitarle el puesto y luego si está mejor que yo, que juegue él porque eso será bueno para el equipo y yo, como buen capitán, lo único que busco es el bien del equipo. Que aceptaba ese rol secundario después de venir las últimas tres temporadas siendo titular indiscutible, pero que le iba a poner las cosas muy difíciles para hacerle cambiar de opinión, pero que estuviera tranquilo porque no soy un jugador problemático.

A partir de aquí comienza el circo del director deportivo, ya que coge las riendas de las bajadas de sueldo. La verdad es que esto no sé ni cómo definirlo, llevo muchos años en esto y no he visto una cosa igual en mi vida, de últimas no le cogía el teléfono porque las conversaciones eran tan surrealistas que a veces miraba el teléfono para ver si estaba hablando con un director deportivo. Finalmente, la directiva actuó porque eso no iba a tener un buen final. Me reuní con un directivo a través de una videollamada y en menos de cinco minutos me bajé el suelo y llegamos a un acuerdo.

El director deportivo sigue a lo suyo y el 22 de junio me escribe un WhatsApp preguntándome si he hablado con la prensa, evidentemente le digo que nunca lo he hecho y ni se me pasa la cabeza. Reacciona creando un grupo de WhatsApp en el que estamos X jugadores y el director deportivo. Nos pasa una información de un periódico donde se habla de las bajadas de sueldo, las negociaciones y las formas de llevarlas. Nos advierte diciendo que por el bien de esos jugadores salga el culpable antes de las siete, si no, que nos atengamos a las consecuencias. Evidentemente no soy tonto y sabía de sobra que ese grupo tenía la intención de pillar a Piojo para sacarme gratis del club.

Os aseguro que este hombre me sembró el miedo en el cuerpo. No he echado ninguna pachanga en todo el verano, todos mis entrenamientos han estado pautados por gente del club. Ni siquiera he respondido a los mensajes de la prensa, os pido perdón, y muchos eran simplemente para preguntar cómo estaba, nunca me habéis utilizado para sacar información del club. Pero yo tenía miedo y quería tener todo al milímetro para que nadie, y menos él, me pillara fuera de juego. Lo siento.

El primer día de pretemporada, antes de los PCR, me vuelven a citar, en este caso el entrenador, el segundo entrenador y el director deportivo. Toma la palabra el director deportivo y me dice que siguen con la misma intención que el primer día, y yo le digo que tengo también la misma, ganarme el puesto, sabiendo que iba a tener menos protagonismo de inicio hasta que me gane una oportunidad. Y él me dice que lo mejor es que salga cedido y le digo que no, que tengo 31 años, mi vida hecha en Salamanca, que hace un año y medio me habían hecho un contrato para retirarme aquí por todo lo alto y que los proyectos en los que podía entrar cedido estaban cerrados. Les digo que me quiero quedar y que si no me quieren, ya saben lo que tienen que hacer, indemnizarme y me voy. Ahí me responden que no me van a pagar.

El míster me dice que no voy a jugar y yo en cambio le digo que el fútbol da muchas vueltas, que he estado en situaciones como estas y he jugado 20 partidos. Yo iba a estar preparado para cuando me llegue y si no me llega, no pasa nada, siento mucho por este club. Ellos me dicen que he optado por la opción cómoda por encima de la profesional y yo les respondo que es la opción que elegí la otra vez y que me había funcionado. Me despido y me voy. Al día siguiente empezamos a entrenar.

Hasta entonces no había recibido ninguna llamada de la directiva ni de nadie del club interesándose mínimamente por mí. Ese mismo día me escriben un mensaje como en todas las pretemporadas para hablar con la prensa con otros jugadores, les digo que perfecto, y media hora después me dicen que con tanto protocolo no hablara con la prensa, casualmente fui el único que no hablé. También me dicen que lleve una camiseta y una mascarilla del club para unas fotos, unas fotos que nunca llegaron, y así continuamente Un día aparece el presidente por el entrenamiento y como no viene, voy a él. Le cuento por encima todo y me dice que no me preocupe, que entrene. Le digo que voy a llamar a otra persona del club que apostó mucho por mí para que sepa un poco de mi boca lo que estaba ocurriendo, porque no sabía qué iba contando el director deportivo. Esa persona no me coge el teléfono y nunca me devuelve la llamada.

Nadie me había dicho que no iba a ser capitán, me entero porque mi mujer vio la rueda de prensa y me lo dijo. Hablé con el club, ellos me piden disculpas, pero tienen claro que no me quieren en el verde. Les digo que me dejen, aun sabiendo que de primeras no voy a jugar, pero no quieren.

Me comunican la opción de aceptar un cargo en el club y les digo que en ese momento no puedo contestarla y es una decisión que yo solo no puedo tomar. Consulto con varias personas y todos coincidían en lo mismo, aunque la última decisión la tenía yo. Me reúno con ellos y les digo ese cargo no podría hacerlo sin ilusión, porque estaría fallándole al club, a la afición y a mí. No es justo que vaya a un acto del club vistiendo una camiseta diferente. Ellos lo respetan, pero se quedan decepcionados.

Algo se me escapa. No sé si habrá sido el entrenador, el presidente o el segundo entrenador, ese que pasa desapercibido, pero por aquí pasan los entrenadores y él sigue agarrado a su puesto porque toma muchas decisiones. Este ha sido mi verano. Muchos podréis pensar que hablo porque estoy despechado, pero estoy hablando en frío porque creo que de esta manera la herida cicatrizará. Sé que esto es una manchita en todo lo que he vivido en estos tres años, curaré esta herida y si realmente tengo esas puertas abiertas volveré, pero aún no estoy preparado. Gracias, Unionistas, por haberme hecho tan feliz y espero haber estado a la altura de lo grande que sois.

Amenazas del director deportivo. Hubo un momento que dejé de hablar con él, no porque hubiera amenazas sino porque las conversaciones no llegaban a buen puerto. Es cierto que en el grupo de WhatsApp nos amenazó de que quería que saliera el culpable, pero hasta ahí.

Decepción. A mí lo que más me ha dolido es que no he tenido apoyo de nadie del club. Que vengan dos personas y no les cuadre a nivel deportivo, es una opinión, no tengo problema. Pero no he recibido ningún mensaje de nadie y es lo que más me ha dolido porque siempre he sido un tipo que ha ido de cara. En parte no reconozco a Unionistas, pero es mucho más de lo que estamos viendo estos meses. Podrán pasar las directivas, los cuerpos técnicos y los jugadores, pero el motor es otro, el que va todos los domingos al campo, el que se hace socio y a lo mejor no entra al campo.

Cambios en el club. No sé qué ha cambiado y es una pregunta que a lo mejor alguien en el futuro me podrá responder. El que no ha cambiado he sido yo, no he hecho nada para recibir esto. Lo que me contaban Tom y Astu, lo que viví esos días y estos tres años, era verdad. Me levantaba contento para ir a entrenar. Han cambiado algunas personas, pero Unionistas no son esas personas ni las que están ahora, es todo lo que va detrás.

Trato de la directiva. Cada uno tenemos que valorar nuestra manera. Lo que más me ha dolido es que si se hubieran hecho las cosas de otra manera no estaría aquí y habría aceptado el cargo del club. No sé si algunas amistades me han perjudicado, pero si se basan en eso para sacarme del club todavía me siento más orgulloso de los amigos que tengo.

Futuro del club. Ojalá que estén bien, porque en esa plantilla tengo hermanos. Por encima de Diego Hernansanz está toda esa gente que he dicho antes. Esta semana me haré socio y cuando tenga fuerzas volveré al Reina Sofía o donde toque. No tengo ninguna duda de que volveré al club.

Miedo en el vestuario. Eso no te lo puedo contestar yo, solo te puedo decir lo mío. No sé si por miedo a lo que se pueda contar, pero el primer día yo tenía que hablar con periodistas y al final no hablé por orden del club.

Marcha de Tom. Para mí es una persona muy importante del club, esté o no esté. El primer día creí que me vendía una moto, pero de moto no era nada, lo ha superado todo. Me he apoyado siempre, sobre todo en las malas. No sé si ha perdido Unionistas, yo por lo menos no he perdido, lo tengo a mi lado y es importante.

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