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Sarna con gusto no pica

‘Lo que da de sí una tirada larga’

Juan Carlos Hernández | 13 julio, 2021

Lo primero. Me dio mucha pena no poder estar en la carrera de Larrodrigo de este domingo pasado, pero motivos laborales del fin de semana hacían imposible mi asistencia. Para una prueba, la primera en año y medio, que se hace en la comarca resulta que no puedo asistir y más siendo de las que me gustan, 12 kilómetros, por caminos que conozco de nuestras rutas de bici y en una localidad donde tengo muchos conocidos con los que he compartido carreras y rutas de bici, por no decir que hasta varios integrantes de la escuela de atletismo de otros años son de allí e incluso lo es un padre de dos actuales. 

Lo dicho, una lástima no haber vivido el ambiente, los nervios de la salida y la emoción de pasar la meta. En fin, ya habrá más ocasiones. Desde aquí mi enhorabuena a todos los participantes, tanto mayores, entre ellos Marisa, Fori y Pepi de Alba Runing, como niños con Alejandra y Héctor en representación de la escuela de atletismo.

Si nos fuimos hace dos semanas unos días a descansar, bueno, lo de descansar es un decir, fue justamente porque ahora venían semanas completitas de trabajo y nos iba a ser imposible. Cómo será la cosa que el viernes, o mejor dicho, el sábado de madrugada llegué a casa pasadas las cuatro de la mañana porque había que recepcionar un piano (de los grandes, de los de cola) en el teatro para un festival de música. Y lo del meter un piano de ese tamaño hasta el escenario del teatro tiene su ‘miga’ y más cuando van a montarlo, la cosa se tuerce y el encargado de ello casi llega a tener un ataque de pánico pensando que el piano no va a estar listo para la mañana siguiente. Menos mal que al final se pudo solucionar, aunque ello supuso que se acabara a esas horas muy intempestivas, teniendo en cuenta que, además, después de montado había que afinarlo.  

Tenía previsto madrugar para poder salir con la bici y estar en el teatro a media mañana, pero vista la hora no puse el despertador porque también necesitaba descansar, que el sábado iba a ser muy largo. Si me levantaba bien y si no…

A las 7:40 abrí un ojo y me pudieron más las ganas de bici que la necesidad de descanso. Raudo y veloz arriba, a preparar un café cargadito en lo que me afeitaba y a las ocho y cinco ya estaba echando un vistazo a la bici de montaña para comprobar que todo estaba en orden. Como los compañeros del club habían quedado a esa hora, les llamé y aunque ya habían salido me esperaron unos minutos cerca de la vía verde. Eso sí, pendiente del teléfono, aunque con lo del piano creo que la cuota de imprevistos ya estaba completa, pero nunca se sabe.

Hasta Salamanca dando un buen rodeo por La Maza, Mozárbez y Aldeatejada llegando hasta el puente romano, novedad para algunos, donde nos hicimos la foto de recuerdo (en mi caso aprovechando para hacer una llamada y comprobar que todo iba bien en el teatro) y vuelta ya más directa recorriendo la vía verde desde Carbajosa, cosa que no hacíamos desde hace bastante porque siempre tenemos por costumbre coger algún ‘atajo’. 60 kilómetros a buena media y antes de que el calor apretara porque ahora hay que salir más temprano si no queremos pasar demasiado calor y, además, yo debía estar a las 11:30 en el teatro y los compañeros se amoldaron a mi horario. 

Sobre este tema, el calor (que no las prisas para acabar las salidas que a veces tenemos algunos, no solo yo, por motivos laborales y aprovechar hasta el límite) y la consiguiente hidratación, quería comentar algo. En la ruta que hicimos en Cádiz tuve que llevar una botella auxiliar de líquido en un bolsillo del maillot porque nunca sabes lo que vas a necesitar y si vas a encontrar un lugar para reponer líquido y es mejor llevar en exceso que pasar sed y que te entre una pájara o incluso algo peor, sobre todo en verano.  

En mi caso y para solucionarlo he conseguido localizar en internet, porque no son tan fáciles de encontrar, otro bote grande, de litro, que espero que me llegue en unos días y así llevar en la bici hasta dos litros cuando las rutas sean largas o haga mucho calor. Porque parece mentira el agua que podemos beber en estas salidas. Al menos yo este sábado casi bebí un litro de agua y en la salida de Cádiz fueron cerca de dos. Están también las mochilas de hidratación con más capacidad, que de hecho tengo y hace años usaba para el agua y también la herramienta, pero me da mucho calor en la espalda y prefiero los botes. 

Para correr, sobre todo en carreras de montaña donde es absolutamente imprescindible prever la hidratación y otros posibles riesgos, tengo un cinturón con varios botes pequeños y bolsillo para el teléfono, la manta térmica e incluso los bastones plegables, como ya os comenté en otro artículo coincidiendo con el recorrido de la Vetona que hicimos hace unos meses y donde lo estrené con caída incluida. Lo dicho, más vale prevenir porque cuando menos lo esperas pueden surgir los problemas.

Buena semana, amig@s.

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