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Salir por peteneras

‘Lo que da de sí una tirada larga’

Juan Carlos Hernández | 31 agosto, 2021

Había quedado para hacer una ruta de bici el sábado por la mañana en la venta El Algarrobo, que, por cierto, además del famoso bandolero de Curro Jiménez que encarnara Álvaro de Luna es un árbol muy frecuente en el sur y el levante. Entré para ir al servicio y todos los clientes y camareros me saludaban amablemente como si me conocieran de toda la vida.

Llegó ya pedaleando Juan ‘Wislow’ porque vive a unos 3 kilómetros y directamente en marcha para hacer un recorrido del que no me había contado más que serían sobre los 100 kilómetros. Cuando me lo comentó por supuesto que le dije que sí porque me apetecía mucho salir con la bici de carretera y porque aunque no la había tocado desde la última vez que bajamos a Cádiz. Además, me había prometido que el recorrido no iba a ser difícil y contando con eso, malo sería que tuviera que llamar a la asistencia en carretera para que me fuera a recoger.

Al poco de comenzar el recorrido nos cogió una grupeta y con ellos fuimos hasta que nuestros caminos se separaron y nosotros seguimos por carreteras de poco tráfico subiendo en dirección a Paterna de la Rivera. En un momento dado tomamos un cruce en el que no sabía si reírme o llorar porque la calle hacia arriba se llamaba ‘Cuesta Abajo’ y después la de bajada, como no podía ser de otra manera, ‘Cuesta arriba’, y es que como todo en esta vida depende de cómo se miren las cosas.

Unos kilómetros más y llegamos a nuestro destino, Paterna de la Rivera, que resulta que según aseguraba un cartel es la cuna de la ‘petenera’, que es una variedad del cante flamenco, aunque he de reconocer que solo me sonaba por el dicho ‘salir por peteneras’ que viene a ser algo así como hacer algo que no corresponde en nada con lo esperado en un momento determinado. A los que les guste el mundo del toro les diré que en Paterna también está la famosa ganadería Cebada Gago, de la que se habla mucho en los encierros de San Fermín de Pamplona

Y tal y como me prometió mi compañero de ruta, el avituallamiento iba a ser bueno. Un café con leche en el bar ‘La Parada’, pero acompañado por un pan de cereales tostado con unas lonchitas de jamón y salmorejo que me supo a ‘gloria bendita’, y tanto fue así que al día siguiente llevé a Ana a desayunar al mismo sitio y así de paso hicimos una pequeña excursión por esa zona gaditana.

Después de reponer fuerzas volvimos a la carretera y por otro recorrido llegamos hasta la venta El Pedroso y de allí para Puerto Real, que era desde donde comenzamos y por una carretera que sí que conozco de otro par de veces anteriores. El calor que no habíamos pasado a la ida lo sufrimos en esta parte del recorrido y a ello se le añadió la sed por el jamón, así que me vino bien el bote de litro que llevaba para beber. Me terminé de ‘achuchar’ en esa parte del recorrido y hasta adelantamos a algunos ciclistas, pero uno llega hasta donde llega y los últimos kilómetros no es que fuera ‘muerto’, pero cada vez le iba faltando menos y más si sales con alguien que anda bien en bici. Me recordaba Juan a Agus, compañero del club en Alba, grande, con un poco de barriga (no nos vamos a engañar), pero que se montan en la bici y no hay quien les pare. ¡Qué ganas de volver a verle encima de la bici ya recuperado de su caída de hace unos meses!

Y a la llegada, un avituallamiento líquido merecido y un poco de charla. Salió el dueño de la venta y resulta que patrocina al club, es un sitio de quedada habitual y por eso me saludaban todos tan efusivamente cuando entré por la mañana. Dos cosas. Cádiz es tierra de ventas, abiertas desde primera hora y donde se come pero que bien. Y la otra, qué tendremos los ciclistas que nuestros mejores patrocinadores son los establecimientos de hostelería, ahí lo dejo.

El domingo y para no perder las costumbres de las últimas semanas, salí a correr una hora y sudé lo que no está escrito por culpa de la humedad y eso que fue bien temprano por la mañana. Chorreando llegué a casa y después, como ya he comentado antes, a repetir desayuno en Paterna. ¡Como si estuviera de vacaciones!

Y este lunes ya de perdidos al río o, mejor dicho, al mar. Cinco vueltas nadando de espigón a espigón en la playa de Santa María que será ya el entreno definitivo para el próximo sábado. Lo hice sin neopreno, por probar, pero después de una hora y cuarenta minutos total de nado, mi récord, salí con frío del agua. Así que creo que ese día lo usaré y más teniendo en cuenta que con las paradas de avituallamiento y demás se alargará el tiempo que estemos en el agua. Ahora a recuperar los hombros, que los tengo un poco cargados, y es que nadar con olas no es lo mismo que en la piscina o en el río, por muy frío que esté.

Buena semana, amig@s.

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