El calvario de Charly Prieto ha llegado a su fin. El lateral derecho del Autocares Sanalón Ciudad de Salamanca volvió a contar con minutos el pasado sábado en el encuentro de su equipo ante el Universidad de Valladolid después de dos años de lesiones.

La rodilla derecha le ha llevado por la calle de la amargura durante todo este tiempo. En octubre de 2017, al realizar una finta en Burgos se partió el ligamento cruzado anterior y prácticamente dijo adiós a la temporada salvo alguna presencia testimonial en los últimos choques del curso. Se mentalizó para regresar más fuerte, pero entrenando durante la pretemporada de 2018 su rodilla volvió a ceder en una acción defensiva, con el agravante de que en esta ocasión también se vio afectado el menisco.

«La primera lesión me la tomé como un reto personal para superarme a mí mismo y crecer, pero la segunda fue bastante más difícil psicológicamente, pero al final entre mis padres y compañeros fue más fácil», reconoce.

Precisamente en Burgos volvió a ir convocado con el equipo. «Fue como cerrar el círculo«, señala. Con el partido resuelto, el técnico Dani Lorasque le dio la oportunidad de entrar a la pista para ejecutar un lanzamiento de siete metros. Lo falló, pero cogió el rechace y marcó el gol de su liberación.

Ante el Balonmano Soria no jugó, pero el pasado fin de semana estuvo alrededor de 20 minutos en la pista y se permitió el lujo de ser el máximo goleador de su equipo, igualado con Sergio Nicolás con cinco tantos.

«Las sensaciones han sido buenas, ganar y marcar siempre es bueno, poder ayudar al equipo, no he tenido molestias y me encontré bastante cómodo, quizás algo falto de ritmo, pero es obvio después de dos años y pico sin jugar. No tuve molestias, que era lo que más nos preocupaba tanto a Dani como a mí«, asegura.

A partir de ahora solo pide salud para «seguir disfrutando en la pista» y que el Autocares Sanalón continúe ganando en una temporada bastante notable del equipo. «Nos hemos llevado una sorpresa positiva. Parecía un año de transición con entrenador nuevo, jugadores nuevos y muy jóvenes y la experiencia siempre influye, porque los partidos a cara de perro se los suele llevar el que más maneja la situación. En ese aspecto sorpresa, puntos con lo que igual no contábamos, como Soria, pero la veo bien, mejor de lo que esperábamos pero es resultado de todo el trabajo».

Y para trabajo el suyo durante todo este tiempo alejado de las pistas. Su recompensa, volver a sentirse jugador de balonmano para seguir acumulando temporadas con la casaca negra del Ciudad de Salamanca, como lo lleva haciendo desde los doce años.