Por tercera temporada consecutiva el equipo juvenil del Santa Marta ha logrado la permanencia en División de Honor, todas ellas siendo entrenado por Sergio Hernández. Sin embargo, esta vez ha tenido muy poco que ver con las anteriores.

En primer lugar, porque al contrario que en las campañas previas, el técnico charro no arrancó la competición al frente del Santa Marta, al decidir en verano que había llegado el momento de buscar nuevos objetivos. Le sustituyó Garci, que fue destituido tras cumplirse el primer tercio de liga, momento en el que el club apostó por el regreso al banquillo de Sergio Hernández.

Pero el gran cambio se ha visto en el modo en que ha conseguido mantenerse en la categoría, lejos del césped debido a la crisis del coronavirus. Si en las anteriores temporadas el cuadro tormesino logró la permanencia varias jornadas antes del final, en esta ocasión, a falta de cinco partidos por disputarse, ocupaba puestos de descenso con una desventaja de tres puntos con respecto a la salvación. La situación era muy complicada, pero debido a la pandemia la RFEF decretó el final de sus competiciones sin que baje ningún equipo.

“A nivel deportivo era lo más lógico, no hubiese sido normal arriesgar en un fútbol donde pocos o nadie somos profesionales y en un grupo con varios equipos de Madrid, donde estaba el foco de la infección. Creo que la reanudación era imposible, porque a los pocos días se hubiesen dado nuevos casos y nos hubiese tocado parar de nuevo”, asegura Sergio Hernández acerca de la finalización de las competiciones. “Sobre la decisión de cómo hacerlo, es algo de lo que yo no puedo opinar, pues para eso está la RFEF”, añade el entrenador charro.

Todo esto no significa que tanto él, como su cuerpo técnico, estén contentos con la manera en que ha llegado su permanencia. “No nos ha gustado salvarnos de esa forma. Nunca hemos dejado de creer en lo que hacemos, y a pesar de lo negro que se estaba poniendo y con un calendario duro, teníamos esperanzas de salir de las posiciones de descenso. Estábamos a tres puntos, vivos a pesar de lo que parecía, y venía el tramo donde más puntos sacamos en la ida”, explica Sergio Hernández.

Por ello se queda con una sensación agridulce. “Como entrenador no es nada agradable salvarse así. Me alegro mucho por el club, que no solo logra mantener la categoría más importante del fútbol base, sino que también consigue recuperar la Liga Nacional con el Juvenil B. Pero en lo personal no estoy nada contento conmigo mismo por no haber logrado los objetivos en el campo”, reconoce.

Varios de los jugadores que ha tenido esta temporada acababan su etapa como juvenil, por lo que a partir de ahora deberán buscarse las habichuelas dentro del fútbol sénior, ya sea en la primera plantilla del Santa Marta o fuera del club. “Algún jugador ha demostrado que puede recibir la oportunidad para estar en el primer equipo, en el que sin duda hay una competencia enorme. Pero es una decisión que debe valorarla el club, para lo que cuentan con un informe de los entrenadores, como se hace en toda la estructura.”, explica Sergio Hernández.

En cuanto a la próxima plantilla que competirá en División de Honor, el actual técnico ha tenido ya en sus manos a los que están llamados a tomar el relevo. “He podido ver en mis entrenamientos cómo algunos vienen con ganas. Se me vienen a la memoria ahora los casos de Ortega, Guille, Chea, Gonzalo, Jorge…Todo el mundo tiene ganas de poder disfrutar de una categoría como la División de Honor, pero no vale solo con eso para competir porque el salto es grande”, advierte.