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Carlos Valverde repasa su carrera: «Ha sido muy bonita, he disfrutado y lo he pasado mal, pero siempre aprendiendo»

El canterano de la Unión Deportiva Salamanca recuerda una trayectoria que le ha llevado por media España desde que debutara con 19 años en Segunda División

Carlos Valverde conduce un balón en un partido de esta temporada con el Ribert
Adrián A. García | 26 mayo, 2020

A sus 32 años, Carlos Valverde ha decidido cambiar de rumbo profesional. Después de muchos años en los terrenos de juego, ha colgado las botas y ha dado el salto a los despachos de la mano del Salamanca CF UDS para dirigir su cantera. Atrás queda ya su debut con la Unión Deportiva Salamanca con 19 años y una extensa trayectoria que le ha llevado a pasar por Badajoz, Guijuelo, Puertollano, Boiro, Zamora, Quintanar del Rey, el propio Salamanca CF UDS, Guadalajara, Plasencia y Ribert.

Con el nuevo cargo de director de cantera del Salamanca CF UDS dejas el fútbol en activo. Si echas la vista atrás, ¿qué valoración haces de tu trayectoria?

Es una carrera muy bonita, son muchos años, con momentos muy duros porque el fútbol profesional es lo que tiene, conoces las entrañas y lo que es el fútbol, pero de todo he aprendido y eso es uno de los puntos que sí puedo aportar a la gente que esté alrededor de mí. Siempre lo he dicho, ha sido una carrera muy bonita, he disfrutado y lo he pasado mal, pero siempre aprendiendo.

Debutaste con la UDS con 19 años en Córdoba, ¿cómo te sentiste en aquel momento?

Estaba entrenando con el primer equipo y esa fue mi primera convocatoria. Ilusionado, ni en mente tenía jugar, pensaba que iba al banquillo a ver el partido y ya está. En el hotel sale mi nombre y esas horas antes de ir al estadio estaba nervioso, hablando con mis padres, ilusionado como canterano porque desde que entras en la Unión es el momento más deseado.

¿Qué te dijo Juan Ignacio Martínez?

Juan Ignacio es de estos entrenadores que la faceta psicológica del trato con el jugador la tenía muy bien dominada. Te tranquiliza, te dice que no es casualidad que vayas a debutar, que hay un trabajo detrás y lo hagas como sabes. Después entras al campo con 20.000 personas y no escuchas a tus compañeros por la afición. Nunca me había pasado algo así, hablar con el central y no escucharlo.

Y te estrenas cometiendo el penalti del gol del Córdoba en ese empate a uno. ¿Has pensado mucho en esa jugada?

Sí, porque tú imagínate, debutas, haces un penalti que ves que no es y el línea levanta. No se me borra esa imagen nunca. Saco el balón y cuando me levanto veo al línea con la bandera y digo ‘buff, no creo que haya pitado penalti’, pero sí. Se le da muchas vueltas, pero tuve el apoyo de gente con mucho peso en el vestuario y gracias a ellos te olvidas.

Estuviste bastante tiempo en el primer equipo pero apenas tuviste oportunidades. ¿Qué te queda de todo aquello?

Para mi futuro en el despacho hay cosas que creo que son duras y otras no, pero hay que aprender de todas. Estuve tres años en el primer equipo y me equivoqué. Cuando quería salir, el club no me dejó y son cosas que se lo diré a los chavales, que estén felices, que yo lo estaba, pero hay que jugar. Un futbolista tiene que jugar, en eso consiste el fútbol, jugar y seguir progresando. Tuve ofertas de Segunda B, el primer año no quise salir, el segundo sí y no me dejaron y el tercero tuve ofertas para irme, pero el club no me dejó.

En varias ocasiones las lesiones evitaron tu presencia en el equipo. ¿Ha sido ese el mayor hándicap de tu carrera?

Ha sido mi talón de Aquiles. Hubo momentos que tuve la oportunidad y no desempeñé mala labor, pero había gente muy buena, venían cedidos que tenían que jugar y que un canterano coja minutos y esa continuidad es complicado. Y se me estancó por las lesiones, uno de los puntos importantes de toda mi carrera. Lo he intentado mejorar en todos los ámbitos, pisadas, estudios de alimentación, médicos y fisios, pero entre unas cosas y otras ha sido mi talón de Aquiles.

Y, entre otras cosas, las lesiones te impidieron viajar a Londres a entrenar con el Arsenal. ¿Cuánto te has lamentado de aquello?

Ahí te das cuenta de que las lesiones son importantes en esto. Es el año que empiezo a subir con el primer equipo, debuto y tuve la mala suerte de que me lesiono del quinto metatarso. Íbamos a ir Piojo, Toti y yo a entrenar una semana allí con el reserva, ver cómo era eso del fútbol en el club y la metodología. Fue Pablo Carmona y le intenté sacar toda la información posible. Me hubiera gustado ir allí y disfrutar.

Solo llegaste a jugar un partido en el Helmántico con la UDS, la eliminatoria de la Copa del Rey ante el Racing de Santander. ¿Cómo viviste ese día?

En tres años en casa no pude aprovechar ni disfrutar el Helmántico como futbolista en liga. El banquillo me lo conozco de memoria, pero son cosas que pasan. Después lo hablé mucho con Balta, que me decía que cuando vieron en el palco que jugaba y que me tocaba Munitis en la banda, decían que me iba a partir como un pistacho, pero cumplí la papeleta. El estadio estaba lleno, juegas contra Munitis y Arana… Munitis parecía una piedra, un muro, tenía una pierna que parecían tres piernas mías. Luego en El Sardinero me quedo en el banquillo y son cosas que no entiendes, pero bueno, lo ves por el lado de entrenador y piensas que a lo mejor buscaba otra cosa con el lateral. El futbolista es egoísta, si lo he hecho bien en casa, pues sigue dándome la oportunidad.

«En Tercera tienes muchos problemas, he tenido seis juicios por impagos»

¿El cambio en las categorías inferiores de extremo a lateral fue lo que te ayudó a llegar al primer equipo?

Sí. Empiezo de extremo con Javi Grima y es Antolín Gonzalo el que en la selección me pone de lateral. En su momento pensé ‘no me fastidies’, pero gracias a ese movimiento hizo que llegase al primer equipo. Tocar varias posiciones no me ha venido mal porque entiendes de qué va esto. Si me hubiese mantenido de extremo no hubiese llegado porque no tenía las cualidades. Suerte que tuve formadores que vieron ese punto en mí.

¿Fue difícil salir de la UDS, tu casa?

Sí, porque yo firmo tres años, tengo la idea de jugar en mi equipo, estar aquí con mis padres, mis amigos y es muy difícil, pero llegó un momento que yo veía que estaba estancado y necesitaba nuevos retos. Surgió Badajoz, mi primer año fuera de casa, un reto bonito y difícil. Es el primer año fuera, un año solo y es complicado para un chaval de 23 años. Ahí reconozco que me equivoqué.

De Badajoz al Guijuelo, donde tampoco acabaste de cuajar. ¿Qué pasó?

Aquí no se fue justo conmigo. En Badajoz me equivoco yo y en Guijuelo no me dan la oportunidad. Intenté demostrar, pero el entrenador (Sito) es el que decide, el que intenta que jueguen los mejores para el equipo y asumí el rol de no ser tan continuo y titular. Otra experiencia más. Aunque no se juegue, en los entrenos tienes que aportar tu granito porque es un beneficio para el equipo.

Después iniciaste un paso por diversos equipos de Tercera División. ¿Qué diferencias encontraste entre cada grupo?

Me recorrí casi media España con la Tercera. El de Galicia me parece uno de los más serios y que más nivel tienen, allí hay mucho dinero, en Tercera invierten y se nota esa pizca de calidad. Castilla y León es una de las tops de España, conoces los equipos y es lo bueno que me puede dar, conocer rivales y campos, ya tenía una base. Castilla La Mancha es donde mejor se me ha valorado, donde más minutos tuve y más disfruté. En Puertollano el míster (Andrés Viñas) me exige jugar de medio, estoy perdido, pero al final es donde mejor estuve y le di las gracias al entrenador que me daba esa confianza. En Extremadura con el Plasencia al final es una etapa de mi vida que ya no es tanto lo futbolístico, sino estar a gusto y allí vivir con Manu Moreira es una experiencia muy bonita, he sacado mucho de ese año, estaba más metido el ser entrenador y se ve el fútbol de otra forma. En Guadalajara voy ya con una idea más veterana, más maduro y se ve el fútbol de diferente manera.

Y este último año en el Ribert buscabais el ascenso, teníais una buena plantilla, pero no lo habéis conseguido…

En la Tercera tienes muchos problemas, he tenido seis juicios por impagos. Me vengo aquí porque en los últimos años tenía en mente no moverme, tenía una edad y quería estabilizarme. Estaba en un colegio, entrenando en el Hergar y me dieron la oportunidad del Ribert. Se nos truncó un poco, ha sido un año complicado porque empieza Armando Santos, no continúa, viene Miguel de la Fuente y no encaja en la idea de la plantilla y con Miguel Losada es un acierto total, pero no tuvo ese tiempo para trabajar la plantilla como le gustaría y al final se notó. Tener tres entrenadores nos afectó. Es cierto que quedaban diez partidos y más de la mitad en casa, pero hay que aprender. El Ribert tiene que poner las bases desde el principio, es un equipo competitivo, top para la categoría y seguramente este año les vaya bien.

De todos los jugadores con los que has compartido vestuario, ¿cuál o cuáles han sido los que más te han impresionado?

Hay muchos y muy buenos, no podría quedarme con uno. Pero la humildad de Hugo Leal cuando llegó al Salamanca es lo que más me marcó de un jugador. En calidad, liderazgo, colocación, habilidad o goleador hay muchos muy buenos.

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