De vuelta en Alba de Tormes hago repaso a todo lo que he hecho en estas mini vacaciones, mini no porque hayan estado mal, que han sido dos semanas y sé que muchos ya quisieran, sino porque otros años hemos pasado por lo menos tres semanas por allí en septiembre, pero en esta ocasión las circunstancias mandan y había que volver. Y hecho ese repaso os puedo asegurar que pueden haber sido, casi seguro, las dos semanas en las que más deporte he practicado en mi vida.

No contento con el cruce de la bahía, que dio para escribir enteramente el último artículo, en los siguientes días no dejé de salir a correr y por supuesto a nadar o montar en bici. El domingo ya comenté que había tocado carrera para no perder las costumbres y porque ya estaba embalado y me lo pedía el cuerpo. El martes con algunos otros componentes del club quedé para nadar en la playa de ‘la puntilla’ del Puerto de Santa María y después coger la bici y hasta Chipiona y vuelta, por supuesto sin dejar pasar un buen avituallamiento final, no ya por lo que se beba o no, sino por el rato de distendida charla. Puedo también aseguraros que es el recorrido de bici en el que he hecho una media más alta y eso que era un día en el que hacía un poco de aire.

Genial, me lo pasé genial porque me iba dando cuenta de que no hay nada como tener tiempo libre y tiempo de descanso para ir cogiendo fondo e intensidad. Por cierto, otra novedad, en la parte de nado ha sido la primera vez que también me ha picado una medusa, en este caso dos, y menos mal que como decía Dani (qué gracioso él) eran de las que solo te hacen sentir un ‘pica-pica’ que dura un rato (pero los primeros minutos de ese rato no te los quita nadie) y se pasa. De hecho duraron bastante más las marcas que me dejaron en el brazo.

También quedó patente el fondo y la fuerza adquirida el jueves cuando de nuevo, y había corrido el miércoles, quedé con la bici y hasta estuvimos entrenando relevos. Todo lo anterior tiene una explicación, y es que el club Costa de la Luz se estaba preparando para la Copa del Rey y de la Reina de triatlón que tuvo lugar en Roquetas de Mar, Almería, el pasado fin de semana y al que iban con cuatro equipos, uno femenino y tres masculinos. Así que como estuve en el último momento de su preparación aproveché a incorporarme a algunos de sus entrenamientos.

Y metidos en harina me sirvió la estancia en Cádiz para utilizar por primera vez pedales, calas y zapatillas propias de bicicleta de carretera, ya que hasta ahora lo que había hecho es utilizar el mismo tipo de pedales, calas y zapatillas que en la bici de montaña para no tener todo por duplicado. Pero si quieres avanzar no te queda más remedio que ir especializando los componentes.

No me digáis si ha tenido algo que ver, pero me he encontrado más a gusto y más cómodo en la bici de carretera, a pesar de que me tocó en las primeras salidas hacer un par de ajustes en la posición de las calas, en la dureza de los pedales y en la altura del sillín, ya que una de las primeras consecuencias de este cambio es que las calas son más altas y por la tanto hay que subir el sillín lo mismo que suben estas de más con respecto a las de montaña. Por supuesto que no todo es tan bonito como parece, puesto que te toca aprender de nuevo a ajustar las zapatillas al pedal y por supuesto a la forma de poner pie en tierra y de andar, porque en este calzado resbala muchísimo más que el de montaña al que estaba acostumbrado hasta ahora. Pero lo dicho, una vez superados estos primeros inconvenientes, el cambio ha sido a mejor.

Y una de las primeras consecuencias del entrenamiento intenso y de la mejora a la hora de pedalear ha sido que también por primera vez, a algunos de los que montan en bici les parecerá una tontería, no he cambiado del plato grande en todas las salidas que he hecho y eso para mí es un logro más o por lo menos otra novedad.

Pero todo llega a su fin y lo que más rabia me da es que ahora se irá perdiendo en un par de semanas todo lo ganado. Eso sí, lo que he disfrutado y lo bien que me lo he pasado haciendo deporte y después charlando con los compañeros no me lo quita nadie.

Por supuesto que también he disfrutado de los paseos, las terracitas tomando una cerveza, un café o un refresco sin prisa, las frituras de pescado y la gastronomía gaditana, de los helados artesanales ricos, de los ratos de playa (pocos, no me van, no os voy a engañar) y sobre todo de lo que he dicho ya antes, no tener prisa, que es lo que más echo a faltar el reto del año.

Y ahora, a preparar la nueva temporada de la escuela de atletismo, de la que se han cubierto las plazas disponibles en un par de días y tenemos hasta lista de espera por si hubiera alguna baja. Volvemos a la tarea y en casa a una nueva etapa en lo laboral de Ana. Lo dicho, temporada de novedades.

Buena semana, amig@s.